domingo, 12 de abril de 2020

¿Café a las 5?





Mientras charlamos, mi amigo me suelta que me va a apuntar para un café sin falta en cuanto salgamos de ésta. Llevamos varios años con uno pendiente que nunca llegó, no sé si por no tener tiempo o por no sacar ganas. Hoy nos tomaríamos con gusto uno de esos malillos, muy aguados, con color clarito, incluso sin azúcar, en un bareto de olor a rancio y luz mortecina, nos parecería el mejor manjar de palacio. Pese a la no coincidencia en espacios nos une más de lo que nos separa, un día sacamos intimidades, miedos y rabias que casi nadie sabe, y no fruto del alcohol, fue gracias a la luna y a paseos infinitos que no tenían destino pero sí sentido, porque cuando la charla es buena, da igual darle cuatro vueltas completas a la Gran Vía a las dos de la madrugada, lo que cuesta es dejar de hacerlo y que se rompa el hechizo.

A ver si nos vemos, a ver si quedamos... íbamos soltando todos, deseos en el fondo del tintero que nunca fueron, quebrados en un parón, detenidos por un confinamiento que rima con resentimiento y también con agradecimiento, hacia esos cafés eternos que empiezan a las cinco y duran hasta las siete, que nos han salvado de más de un naufragio emocional, delante de los cuales hemos anunciado buenas noticias, inventado planes, reído hasta el dolor o disfrutado de los primeros tímidos rayos de sol primaveral.

A mí apúntame al primer café que podamos tomarnos fuera juntos, bien caliente, muy cargado, al café invito yo, tú vente con la charla y la paciencia suficiente para que ese negro café nos dure dos horas o tres.






María Caballero
Mi Facebook

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dame tu voto ¡Gracias!

Dame tu voto en HispaBloggers!

Contador Visitas