sábado, 30 de mayo de 2020

Las carreras futuras y dorsales para todos




Llegan aires de los organizadores de carreras que no concuerdan con la prudencia que no cesan de lanzarnos sobre el peligro de acelerarnos en la desescalada y olvidar por el camino las medidas de protección individual. La incertidumbre no es buena para organizar nada. Hace unos meses, carreras pequeñas no entraron en el juego del baile de fechas y directamente suspendieron y se despidieron hasta 2021, con el peligro que supone para su futuro, en cuanto a continuidad y supervivencia. Cada una de ellas las tengo anotadas, y participaré en cuanto regresen y se puedan celebrar con total seguridad, porque en momentos revueltos, pusieron cordura.

En cambio muchos grandes eventos no han dado ni un paso atrás, y ahí permanecen posicionados, asegurando que en unos meses sus pruebas verán la luz y acometerán todos los cambios que sean necesarios, con lo que ello puede suponer de gran sobrecoste, y proponiendo ideas poco atractivas como salidas en oleadas en las que habrá que estar varias horas aguardando hasta que nos toque comenzar a correr. Hay maratones que sí han colgado el hasta el próximo año, y a esperar a ver cómo evoluciona todo.

Los grandes organizadores han debido saber leer entre líneas, y bucear en las redes y capturar comentarios y deseos de aquí y de allá. Incluso la revista "Corredor" ya tiene los resultados de su encuesta publicados:

“El 86,18% de los corredores participará en carreras populares cuando se permitan los eventos al aire libre, aunque no exista una vacuna contra la COVID-19. De ellos, el 67,62% están dispuestos a correr en pruebas de todo tipo, mientras que un 13,15% prefiere participar solo en eventos de menos de 1.000 inscritos. Un 3,16% optará por las pruebas con menos de 3.000 participantes y un 2,26% por aquellas citas en las que el límite máximo de deportistas sea de 5.000”.

También me he pasado algunas horas leyendo opiniones principalmente en twitter y facebook y mi conclusión es que una amplia mayoría participarían este domingo mismo en una carrera sin preocuparse demasiado de medidas o consecuencias y que otra gran parte creerían a la organización simplemente si escriben la frase de segura 100%. Igualmente existe un porcentaje de los que no creemos que participemos en carreras en los próximos meses.

De lo que no hay duda es de que hay ganas de carreras populares y de colgarse un dorsal, y esto las organizaciones lo saben, y con reclamos como abrimos inscripciones, en tal mes celebramos nuestra prueba, ya tenemos fecha, sin límite de participantes, incluso más participación que en años anteriores... logran tentar y atraer a su público.

Hemos pasado del rollo de cómo es posible que no nos dejen correr solos durante el confinamiento, a seguro que en septiembre u octubre ya se celebran carreras.

A mí todo esto me huele a una forma de conseguir ingresos, tener asegurado el dinero de las inscripciones y después ya serán los ayuntamientos o Sanidad quienes prohíban las carreras y los organizadores quedarán exculpados por no poder celebrar la prueba que prometían. Es una forma de asegurarse la supervivencia en estos malos tiempos que nos acompañan.



María Caballero


martes, 19 de mayo de 2020

El odio hacia los runners y la lucha por el poder





Gente descontenta con nosotros ya existía, no nos vamos a engañar, quienes viven en la zona centro de Madrid, y cada fin de semana ven sus calles llenas de corredores, los autobuses desviados de sus paradas y la imposibilidad de sacar sus coches de donde estaban aparcados, mucha simpatía no nos tenían. Junto a los gritos del público y sus frases de aliento, seguro que todos hemos escuchado también alguna frase hiriente: que os lleven al campo a correr y os dejen allí una semana sin comer, deberían abrir la veda con vosotros como con los conejos, vagos, maleantes... son todas reales.

Por la calle, entrenando, nunca he sentido animadversión por parte de quienes me rodeaban, muy al contrario, bromas y ánimos no me han faltado por parques y caminos. Y en dos meses y pico todo ha cambiado, demasiado.

Tanto insistir las autoridades sanitarias en que como respiramos fuerte y suponemos un peligro debemos mantener entre nosotros, y con el resto de la población, hasta diez metros de separación por seguridad (que hay que hacerlo), terminaremos escuchando a nuestro alrededor "que viene el lobo".

Mi hermana el viernes al volver de andar, sale muy temprano, me soltó: "hay mucha gente, grupos haciendo lo que les da la gana, los corredores son lo peor, y de los ciclistas ni hablo". A mí me dolió pertenecer a un grupo que sea lo peor.

Y es que hemos salido con mucha hambre de kms, de perseguir ritmos, de lograr victorias personales, olvidando lo esencial, el respeto, las normas, que incluso sin gustarnos son las que tenemos, y están para todos, no podemos correr como tanques, dando miedo para que nos regalen espacio, no somos dueños, ni siquiera inquilinos del poco espacio libre en nuestra zona, ahora, las calles son de todos y de nadie, porque si el resto no quieren compartirlas luchar por su conquista, al menos para mí, no tiene sentido. Paciencia, y en estas semanas, hacer lo que podamos, sin caer en ser peores, o iguales que quienes no nos gustan. Hay zonas de Madrid muy complicadas, de parques pequeños, rodeados de aceras muy estrechas y numerosa población. Ahora que no hay carreras, igualmente hay sueños con metas, y el mío anda por la Fase 2, en la que se podrá hacer deporte a cualquier hora, menos en las reservadas a los mayores, y ahí aparecerá la felicidad, porque serán pocos los que madruguen para correr, como bien sabemos los de antes, o recuperaremos las solitarias horas del mediodía, que con eso de que hace calor, nos las quedaremos una minoría.

Nunca he entendido la antideportividad, en estos tiempos tenemos la oportunidad de ser mejores corredores, y que la frase correr es otra cosa, no se caiga a pedazos, si podemos correr como campeones, no lo hagamos como un mal ejemplo.




María Caballero





martes, 12 de mayo de 2020

Correr por placer y el placer de poder correr





Los lunes nunca fueron buenos días para el deporte, les desbancan los sábados y domingos, lo que no sé es si la gente ya ha abandonado, tan solo una semana después de propósitos y ganas, o que la mañana gris y fresca no ha invitado a muchos a tirarse a las calles, o que madrugar no mola tanto, y mejor dejamos para la franja de la tarde el ponernos en forma.

Espejismo o realidad, me ha hecho feliz. ¡Cómo puede cambiar una situación en unos pocos días! Nada más alejarme de mi calle se palpaba la tranquilidad, ese silencio humano, rasgado por esos ruidos que a ratos ni percibimos, el camión de la basura, el autobús que se aleja, el repartidor de... he logrado completar 10kms lineales, sin verme obligada a ser hamster. Avanzaba abandonada de la preocupación del esquive, del sube y baja dejando la acera para retomarla unos metros después. Me he reencontrado con las cuestas, un regalo tras meses de pisar tan solo suelos completamente lisos. Me he asomado esquiva a una paseo, que efectivamente, contenía cual enjambre a los que habían abandonado la cama igualmente temprano. Nuevamente me sorprende el gusto que tiene alguna gente por ensamblarse a otras piezas a las que ni conocen.

He corrido en un parque pequeñajo que hoy nadie quería, el jueves, aún precintado, lleno de gente, esta mañana me lo he quedado con alegría.

Me ha puesto un poco triste no tener las piernas en estos momentos para 15, ó 20kms, y poder disfrutar un poco más de la mañana, no sé si volveré a encontrar un momento igual, o pasarán semanas hasta que logre otro similar. Degradada de maratoniana a principiante tras 50 y pico días sin entrenar, con mi tonto ritmo de 6m/km he visto a gente que lo van a correr todo en un par de semanas, después pararán de nuevo por molestias, o abandonarán sin más, no consiste en salir siendo lo que somos, si no salir siendo cómo estamos ahora, en febrero corrí el maratón de Sevilla, hoy vuelvo hacia atrás como corredora e iré avanzando poco a poco, da igual lo que tarde en llegar de nuevo a la casilla del 42.





María Caballero






Correr no era esto. Primeros kms tras el confinamiento





A veces no tenemos ni idea de lo que realmente echamos de menos algo hasta que volvemos a recuperarlo. Creía que no añoraba correr, pasó de ser prioridad a simple recuerdo, nunca había estado parada desde mi inicio, nunca detuve la mente durante tanto tiempo sin pensar en el dónde o en los kilómetros que haría. En cuanto comunicaron que estaría permitido hacer deporte de nuevo en el exterior, todo estalló, se me revolucionó la paciencia, renació el deseo y todo era querer. Tuve paciencia y no salí ni el sábado 2 de mayo, ni el domingo, sabía que la gente tras varios meses de confinamiento inundarían las calles, como así fue.

¡Qué nervios, comprobando si el GPS tenía carga, eligiendo la ropa, sacando, por fin, otra vez las zapatillas de su caja! Parecía mi primera carrera, el día antes de un maratón...!

El lunes salí temprano, en la franja horaria que nos han marcado para el deporte, no imaginaba que encontraría a tanta gente en la calle en un deambular constante. Ni sabía que en mi zona vivían todas esas personas. Nunca las había visto todas juntas a un tiempo. Antes, lo bueno de madrugar era que no había casi nadie corriendo. Ahora que mucha gente no va a trabajar, todo es diferente. Con los parques cerrados por el Ayuntamiento de Madrid se complica guardar la distancia de seguridad y no tener la sensación de estar apelotonados.

No tuve un momento épico, ni sensación de libertad, ni alegría por retomar, ni siquiera me gustó correr. A cambio sentí mucha ansiedad, grandes dudas de si había hecho bien saliendo y un agobio inmenso, porque mucha gente iba completamente a lo suyo, sin reparar si se encontraba más o menos cerca del resto. Conozco el barrio, y sé un poco sobre la gente, la mayoría son incapaces de crear sus lugares, acostumbrados a que les monten paseos, avenidas, parques, plazas. Además, ansían ser masa, aglomeración, concurrencia, con lo bonito que es la soledad entre el bullicio, ser isla en un mar de gentes.

Logré apartarme, casi en solitario salieron 9kms de vueltas y vueltas a varios cuadrados de unas urbanizaciones, que al menos están rodeadas de jardines y algo de vegetación sí tuve entre tanto ladrillo, aunque de lejos. Y correr para mí sí era esto, aunque pocos lo entiendan, había días que entrenaba así un maratón, y dar vueltas no me importó en absoluto, se me fue diluyendo el miedo y las piernas iban bien, tanto que ni una agujeta, ni una molestia, y el jueves me regalé otros 10kms, en el mismo lugar, pero ya con más gente dando vueltas como yo, y es que en cuanto te descuidas ya te han copiado, o te han arrebatado tu pequeño paraíso de asfalto, hoy lunes 11 tocará ir de nuevo a descubrir nuevos lugares conocidos en un pasado.





María Caballero




sábado, 9 de mayo de 2020

Las fases de la desescalada y el peligro de estancarse




Las fases de la desescalada y el peligro de estancarse.

Las Comunidades que no han pasado de la fase 0 algo tendrán que hacer para cumplir los objetivos que se han marcado por el Gobierno, da la sensación de que estemos esperando a que salga ganadora nuestra bola en un sorteo. Madrid, que es mi ciudad, debería tener desde anoche mismo medidas o actuaciones para asegurarnos que en una semana podamos estar en la fase 1.

Los ciudadanos también debemos luchar para que nuestra Comunidad avance. Unos pocos incumpliendo las normas son insolidarios, miles, son un peligro y un lastre. Incluso los que siguen conservando sus empleos, cobrando sueldos, con negocios funcionando estos meses de estado de alarma... tienen la responsabilidad de que no nos quedemos rezagados y de que nuestra región no se vea empobrecida y ruinosa. Volverán los desahucios, el paro, la mendicidad, locales cerrados... y eso indirectamente nos afectará a todos. El buenismo de la clase política ya lo hemos vivido con anterioridad, se suele quedar en nada, o en para pocos.

Los políticos serán responsables y/o culpables. Los ciudadanos seremos responsables y/o culpables, de no protegernos, y proteger a quienes nos rodean, de relajarnos y dejar de cumplir las normas, eso sí debemos seguir haciéndolo todos, luchar, y luchar y no esperar a que todas las soluciones nos vengan de fuera, las que tenemos en nuestras manos no debemos olvidarlas y si Madrid nos duele y nos importa, que sea en toda su extensión y no solo en nuestra casa, nuestra calle..., que no nos preocupe solo nuestra familia, ahí fuera también hay familias que les importan a otros.




María Caballero





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