martes, 12 de mayo de 2020

Correr no era esto. Primeros kms tras el confinamiento





A veces no tenemos ni idea de lo que realmente echamos de menos algo hasta que volvemos a recuperarlo. Creía que no añoraba correr, pasó de ser prioridad a simple recuerdo, nunca había estado parada desde mi inicio, nunca detuve la mente durante tanto tiempo sin pensar en el dónde o en los kilómetros que haría. En cuanto comunicaron que estaría permitido hacer deporte de nuevo en el exterior, todo estalló, se me revolucionó la paciencia, renació el deseo y todo era querer. Tuve paciencia y no salí ni el sábado 2 de mayo, ni el domingo, sabía que la gente tras varios meses de confinamiento inundarían las calles, como así fue.

¡Qué nervios, comprobando si el GPS tenía carga, eligiendo la ropa, sacando, por fin, otra vez las zapatillas de su caja! Parecía mi primera carrera, el día antes de un maratón...!

El lunes salí temprano, en la franja horaria que nos han marcado para el deporte, no imaginaba que encontraría a tanta gente en la calle en un deambular constante. Ni sabía que en mi zona vivían todas esas personas. Nunca las había visto todas juntas a un tiempo. Antes, lo bueno de madrugar era que no había casi nadie corriendo. Ahora que mucha gente no va a trabajar, todo es diferente. Con los parques cerrados por el Ayuntamiento de Madrid se complica guardar la distancia de seguridad y no tener la sensación de estar apelotonados.

No tuve un momento épico, ni sensación de libertad, ni alegría por retomar, ni siquiera me gustó correr. A cambio sentí mucha ansiedad, grandes dudas de si había hecho bien saliendo y un agobio inmenso, porque mucha gente iba completamente a lo suyo, sin reparar si se encontraba más o menos cerca del resto. Conozco el barrio, y sé un poco sobre la gente, la mayoría son incapaces de crear sus lugares, acostumbrados a que les monten paseos, avenidas, parques, plazas. Además, ansían ser masa, aglomeración, concurrencia, con lo bonito que es la soledad entre el bullicio, ser isla en un mar de gentes.

Logré apartarme, casi en solitario salieron 9kms de vueltas y vueltas a varios cuadrados de unas urbanizaciones, que al menos están rodeadas de jardines y algo de vegetación sí tuve entre tanto ladrillo, aunque de lejos. Y correr para mí sí era esto, aunque pocos lo entiendan, había días que entrenaba así un maratón, y dar vueltas no me importó en absoluto, se me fue diluyendo el miedo y las piernas iban bien, tanto que ni una agujeta, ni una molestia, y el jueves me regalé otros 10kms, en el mismo lugar, pero ya con más gente dando vueltas como yo, y es que en cuanto te descuidas ya te han copiado, o te han arrebatado tu pequeño paraíso de asfalto, hoy lunes 11 tocará ir de nuevo a descubrir nuevos lugares conocidos en un pasado.





María Caballero




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