martes, 15 de diciembre de 2015

Siempre dura de conquistar: Media Maratón de Villaverde 2015


Villaverde, 8 de diciembre de 2015 – 9:30 horas

Las redes sociales nos permiten conocer a mucha gente, no solo de nuestros alrededores, también de otras ciudades y países. Charlar a través de una pantalla nos une a otros corredores, de los que vamos descubriendo afinidades, gustos similares y a los que tomamos cariño día a día aunque lo ideal es el contacto físico, dejar de ser solo fotos y textos y pasar a ser mucho más.

Este fin de semana para la Media Maratón de Villaverde han venido desde Zaragoza Raquel Ginés y Carlos Gálvez, dos personas encantadoras, amantes de este deporte y con deseos, como casi todos nosotros, de conocer cómo son las carreras en otras ciudades. 


Foto de Raquel Ginés

Les convencí para que participasen y no se lo pensaron demasiado. Hay pruebas con las que mantengo un amor/odio a partes iguales, y la media de Villaverde creo que se lleva el galardón. Me hace sufrir como ninguna, año tras año, aún así, no me la quiero perder desde la primera vez que la corrí. Esta vez sabía que me iba a costar mucho más, por no estar descansada al cien por cien tras el maratón de Valencia.

No es cara, el precio de la inscripción son 12€. La camiseta conmemorativa, como es costumbre, de algodón y manga larga, que junto con la bolsa del corredor siempre la recogemos tras finalizar la carrera. 



Asimismo corren los menores, diez minutos después de comenzar los adultos, les toca a ellos.



A pesar de coincidir con el puente de diciembre somos muchos los participantes, bastantes los habituales, que solemos tener marcada como preferente esta media en nuestros calendarios.

El domingo amanece nublado, con buena temperatura para correr. Quedamos en el metro Raquel, Carlos y yo. Durante todo el trayecto, en cada estación, no paramos de ver gente subir al vagón con toda la pinta de ir igualmente a la Media. Coincidimos con Nacho Cepero y el tema sobre el que debatimos hasta nuestro destino es, principalmente, el futuro maratón que realizaremos.



Al llegar al Auditorio del Espinillo lo primero es recoger el dorsal, después dejar las mochilas y a continuación poder saludar al mayor número posible de conocidos.






Foto de Marisa Porral

Marisa Porral, Chema Ocaña y yo nos colocamos en la Salida con la idea de correr juntos. Mientras Marisa y yo no parábamos de hablar, Chema estaba ligeramente ausente, silencioso, mirando al frente solamente, lleva meses sin competir en esta distancia. La música, el speaker,… alborotan los ánimos, nos aumentan las ganas de correr, y tras el pistoletazo de salida, la gente comienza lanzada, nos hemos colocado bastante delante y no cesan de adelantarnos corredores. Los primeros metros desde la calle Unanimidad son estrechos, avanzamos apiñados, muy pegados, tras la cuesta abajo del principio, una ligera subida.




Chema desmarcándose discretamente de nosotras

Del Km1 al 5.

Nos dejamos arrastrar por la alegría del grupo. Para mi gusto comenzamos muy fuerte para una media. El Km1 a 5’18” sabemos que no lo aguantaremos mucho tiempo. A Chema le veo muy optimista, nos adelanta y se mantiene delante hasta casi el Km2, cuando dejamos el asfalto para continuar corriendo por tierra al adentrarnos en el Parque Lineal del Manzanares. Este año, sin lluvias, la tierra está seca y firme.

Intentamos correr cerca de los 6m/km, el kilómetro 5 fue el más lento y nos salió a 5’56”. ¡Qué raro se me hace desear correr despacio en competición! Lo habitual es forzarme para correr un poco más rápido con cansancio, calor.. o lo que toque en ese momento. Llegamos al primer avituallamiento en el Km5 dándonos cuenta de que como liebres no somos nada buenas, a Chema no se le intuye contento con el ritmo al que le llevamos, cada vez se queda más alejado y nosotras retardamos nuestra carrera sin lograr ajustar un ritmo cómodo para los tres. Nosotras anhelamos despegar, él relajar aún más su crono.

Del Km6 al 10.

No hace nada de frío, al contrario, a mí me sobra la doble capa, cerca del río lo que sí molesta es la humedad que se nos pega y cada vez está más mojada la ropa. Entre charla nos olvidamos a ratos del ritmo que debemos llevar, las dos tenemos hoy ganas de correr, nos lo piden las piernas, nos está costando retenernos. El Km6 cae a 6’02” con gran esfuerzo. Es la primera vez que voy tan pendiente del crono y que en una crónica hablo tanto de ritmos, no va conmigo en absoluto.

En el Km8, tras comprobar que llevamos mucha distancia respecto a Chema, y que parece bastante claro que prefiere perdernos, decidimos dejarle, que encuentre su ritmo, y no se agobie. Desde este punto empieza nuestra verdadera media, tratamos de correr lo más rápido posible y ya veremos si recuperamos algo del tiempo perdido, o nos la pegamos en los últimos kilómetros de subida.

Del Km11 al 15.

Un tramo del recorrido es muy motivadora para la carrera, la del trecho del río donde vemos a los corredores más avanzados arriba, y después al ascender nosotros, observamos a los que van detrás. Descubrimos a Chema más relajado, tengo plena confianza en que podrá con Villaverde, le gritamos frases de ánimo y apretamos de nuevo. Bonito camino serpenteante desde el que nos saludan los rápidos Héctor Hernández, Fernando Sánchez, Francisco Javier Domínguez… entre otros muchos. A nosotras nos tocará hacerlo con Ángel Montaño, Cynty Zalazarlg… que vienen detrás.



A partir del Km13 abandonamos la zona del río y retomamos, nuevamente el asfalto, una subida, corta pero pronunciada, nos lleva a una rotonda y a partir de aquí casi todo el recorrido será en subida.

Del Km16 al 20.

Marisa deseaba terminar Villaverde en menos de dos horas, con la dureza de la parte final, y el tiempo que hemos perdido en el inicio nos va a resultar muy duro. A mí la marca me da realmente igual. Si logro completarla, objetivo cumplido.

La subida hasta la rotonda de la Gran Vía de Villaverde duele en el Km17, agarramos la botella de agua en el avituallamiento, giramos, tras unos metros rectos, una bajada que viene genial para recuperar antes de las próximas subidas.

Llegamos al Parque Dehesa de Boyal. Vemos cómo algunos compañeros se paran y andan, con los brazos abatidos. Nosotras vamos bien, hago los cálculos y le confirmo a Marisa que es imposible terminar por debajo de las dos horas, tendríamos que bajar de 5 minutos, ninguna corremos tan rápido tantos kilómetros, trataremos de hacer el mejor tiempo posible. Este tramo de parque, tan silencioso y tranquilo, siempre me parece una gran trampa, para caer, para dejarse vencer.


A partir del Km19 sabemos que lo que corresponde es subir, continuo callejear, tomar curvas, algunas en subida, que se clavan en los gemelos.

En estas calles en ediciones anteriores la gente es numerosa, los ánimos ayudan a enfrentar lo más duro. Esta vez solo nos animan algunas personas desde las ventanas y un muy disperso público por las aceras.

Al quitarnos la presión del crono, disfrutamos saludando a la gente de la organización, dando las gracias a los que nos alentaban, chocando cuanta manita infantil aparecía a nuestro alcance.

Del Km21 a Meta.

De nuevo el encuentro con el último duro kilómetro. Le comento a Marisa que tengo que dejarla, los calambres amenazan mis pies, o corro más rápido o es probable que tenga que terminar caminando. Me siento con fuerzas de apretar, tanto que logro completarlo a 5’27”. 

La alegre bajada de la salida en la calle Unanimidad ahora se transforma en una subida cruel, me muestra el arco arriba, tramposo, en él no paramos, ese no es la meta, el final lo alcanzaremos dentro del Auditorio, hay que recorrer aún varios metros hasta pasar bajo esa Meta, entre gritos y aplausos, que este domingo no sé si me ha costado mucho o poco, ha transcurrido de una forma muy amena gracias a la compañía que llevaba, es la segunda carrera que corro junto a alguien este año y ¿me está gustando?


Fco Javier Domínguez me gritaba ¡no pares que aún no es la meta! Y me dio
la risa, lo sabía bien de otros años. Foto de Guille de FFD


Esta es la forma normal de subir la última cuesta


Fotos de Pedro Frutos

De lo que no tengo dudas es de lo grato que resulta el reencuentro con los compañeros al finalizar y más cuando todos hemos logrado cruzar la meta.


Foto de Pedro Frutos

Foto de José Luis Basalo

Ni de lo que nos gusta contarnos las carreras, incluso habiéndolas vivido todos el mismo día.


Foto de Marisa Porral

Saludos, abrazos, besos,


María Caballero
@MCG66Madrid






3 comentarios:

  1. Gran Media y con mayor motivo con un Maratón tan reciente.
    Tu progreso es magnífico María, tu recta final de año la avala.

    Un besazo.

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  2. Buena carrera, para mí también es una clásica por su ambiente, recorrido y participantes, claro. Un placer saludarte al trote, ja ja

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  3. No la he corrido nunca, en estas fechas suelo estar muy desconectado de los dorsales.

    Es sí te animo a que si te cuadra te apuntes La Tragamillas para el 2016, tiene también recorrido mixto y buenas cuestas ;-)

    BSS

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