Madrid, 31 de diciembre de 2013
El número 13 tiene tantos
admiradores como detractores. A mí, normalmente, me resulta indiferente casi
siempre, cuando llegaba el año 2013, lo miré, y me prometí que iba a intentar que
fuese uno de los mejores. Y ha podido ser, en parte, por la suerte, por mi
lucha y ganas de encararlo con optimismo y fuerza desde su inicio, y, fundamentalmente,
por la gente con la que lo he compartido que han hecho que sea un año de los
que recordaré durante mucho tiempo.
¿Hay algo más mágico que el
31 de diciembre de 2013? Un día capicúa que amanece lluvioso, gris, con cara de
languidez y no de la alegría con la que hay que despedir el año. Una mañana en
la que toca mirar al cielo hasta agotarse, consultar la previsión… ¿qué nos
acompañará en la San Silvestre Vallecana? En el 50 aniversario de esta mítica
carrera la lluvia desentona, y mucho. Además, 40.000 personas con un deseo
común tienen que llevarnos, irremediablemente, a una tarde sin agua. Por
primera vez, un gran número de mujeres, 18.000 inscritas. La organización,
desde hace varios años, se toma sus molestias para igualar el número de
participantes masculinos y femeninos y se le está dando bastante bien. En esta
ocasión, nos han vestido a todos iguales. Nosotras con camiseta entallada, pero
de igual color que los compañeros. Con el logo del pecho no estoy muy de acuerdo,
sí con el color, ¡me encantó nada más conocerlo! Me parece que refleja bien el
espíritu de este último día del año y de un 50 aniversario que debe llevar un
color alegre, fuerte.
A Carlos Mey @Fisioteko
se le ocurrió la idea de convocar por las redes sociales, a las 17:00
horas, al mayor número de runners, delante de la Puerta 0 del Santiago Bernabéu,
para la #SSV2013FotoMultiRunners. La idea es genial, así ya
teníamos un punto de encuentro establecido en el que sabíamos que
encontraríamos a la mayoría de los amigos. Conseguir reunir a mucha gente,
justo esta tarde, es complicado, todos vamos muy nerviosos, el tema de la
masificación de la carrera y los cajones, que hay que ocupar con tiempo o corremos
el riesgo de que no nos dejen entrar a última hora, impide que permanezcamos
mucho rato por ahí dispersos.
Antes de buscar ni saludar a
nadie, me quito el dejar las cosas en el ropero aprovechando que a las cuatro
no hay casi cola. El baño de chicas también está más o menos despejado. En esta
carrera contamos con baños separados por sexos.
Cada año (y sólo llevo 3),
al llegar delante del Santiago Bernabéu intento elegir el disfraz que más me
gusta de los que veo in situ. Sin duda, me quedo con el grupo de las gambas,
con la base del rojo de la camiseta, han logrado un disfraz muy resultón. Hasta
que llega Carlos Mascías y sus
amigos y me crean el conflicto. Pues nada, esta vez tengo dos disfraces
favoritos. No quiero descartar a ninguno.
Los Drinkingrunners, como era de espera, también llegan disfrazados.
Comienzo a encontrar gente
conocida. Francisco Javier Domínguez y Daniel Casaus no han podido correr, pero
no dejan de estar aquí animando y viviendo el ambiente que se crea este día. Loli
Cobos también nos acompaña y nos inmortaliza con su cámara. A Antonio Bizarro y
Shinichi Sasaki tenemos que agradecerles el montón de fotos que han conseguido
reunir.
Saludo a Santiago García, Annunziata Hervías, Yolanda Rodrigo, Luis Sánchez,
Rafael Monroy, El Juli, Nacho Cepero, Carlos Sanz, Mario Silva, Vir Núñez, Susana
Izquierdo, mi hermano Miguel, … a Roberto Capilla le veo a lo lejos. Con Prado
Gutiérrez charlo ya pasada la meta.
Llega un minuto en el que,
como si nos picasen avispas. ya no podemos aguantar y algunos nos lanzamos a
correr para colocarnos en nuestro cajón. Al llegar ya están hasta arriba. Como cada
año, la organización, un poco nerviosa, comienza a pedir que avancemos todo lo
que podamos para ir dejando espacio detrás o no va a entrar mucha más gente.
Pasito a paso, consigo colocarme justo en primera línea de mi cajón. Veo el
cartel de sub48’ sobre mi cabeza.
La gente canta, la música
muy alta nos sube aún más la adrenalina, el ambiente es de fiesta. Comienza la
cuenta atrás. Desde mi sitio no escucho el pistoletazo. Ni me entero de que ha
comenzado la carrera. Nos dicen los comentaristas que miremos en las pantallas
cómo avanzan los primeros. Desde mi altura la pantalla tampoco la diviso. Quito
y pongo el crono varias veces, seguimos sin movernos del sitio. Hay gente a la
que se le nota que se está poniendo muy nerviosa. Tardemos en empezar a
caminar, muy lento. La salida pesada, los minutos transcurren y es complicado
subir el primer tramo cuesta arriba porque la gente no tira y es imposible
avanzar.
En el kilómetro 1, pese a todo, vamos a toda la velocidad que nos permite
el poco espacio con el que contamos. El kilómetro
2 es rápido como pocos. Aquí la velocidad no la marcan las piernas, la pone
el que llevo delante, si le da, yo también, no puedo perder mi hueco por miedo
a que lo ocupe otro/otra que corra menos y me ralentice. La animación de la
calle ya no es lo que era. El kilómetro
3 cae a toda velocidad, intentando dejar atrás el mayor número de gente, cosa
que da igual, porque aquí espacio libre es lo que no va a haber. ¡Qué
diferencia el kilómetro 4, con otras
carreras, tomar Alcalá cuesta abajo, con la banda de música animando, hacia
Cibeles para llegar a Atocha! En todo este tramo el público aplaude, grita
campeones, nos cantan… El ritmo que llevamos la mayoría es más que bueno. Con
algunos metros más de espacio, para permitirnos adelantar, esta prueba sería de
las más rápidas que haríamos la mayoría. La fuerza y la alegría que llevamos
encima nos permiten no notar el cansancio.
La Avenida de Barcelona, como
cada año, el punto crítico, demasiados en este trayecto tan estrecho. Todo el
mundo corre por la carretera de la derecha. Algunos, sin pensarlo, pasamos a la
izquierda (no tengo muy claro si ahí el tráfico también está cortado) corremos
al límite de nuestras fuerzas, creo que ni pensamos que todavía nos quedan
varios kilómetros. La alegría dura muy poco. La Avenida de la Albufera nos
devuelve a la realidad de: éste es tu sitio y no puedes moverte con mucha
libertad. Con la inercia de la cuesta abajo, a toda máquina, terminamos el kilómetro 8 para desembocar en la cuesta
arriba que nos hará dejar atrás el kilómetro
9. Aquí se nota la gente que no entrena cuestas. La mayoría de los
corredores se mueven lentos, pesados, los segundos caen y quitarse gente de en
medio es impensable. Un chico joven muy alto, con gorro de Papa Noel, sube la
cuesta como yo, braceando y sin perder el ritmo. Me pego a él. No quiero
perderle. Me va abriendo paso de maravilla. Hasta que en un punto me cierran y
le veo alejarse y me quedo nuevamente tras un grupo que no deseo tener delante.
El final de carrera ya es conocido, muchos intentamos recorrer el último kilómetro al
límite de nuestras fuerzas. También es un sueño, aquí el sprint final no se
permite. La separación a la derecha, poco antes de la meta, de los que corren
sin dorsal es complicada. Gente que se cruza de un lado a otro. Para rematar, bajo
el cartel de la ansiada Meta, una masa humana que no se mueve, nos gritan que
sigamos, que tenemos que pisar la banda para que nos controlen el tiempo. La
gente comienza a empujar y a mí literalmente me colocan sobre la banda con un tiempo de 50'19". Seguimos sonriendo, estamos contentos y a la mayoría nos sobra energía para encarar
el resto de la noche. A mí me sobraban piernas hasta para bailar durante
algunas horas.
El día 1 comienza con
lluvia. Me pierdo la tirada que tanto me gusta en esta fecha. Aprovecho para
escribir lo que llama mi madre “mis memorias” y rematar el Blog con todo lo
vivido en el 2013; para colocar mentalmente todos los retos que me esperan en
este 2014. El primero, Sevilla, a menos de dos meses, no puedo evitar sonreír al
pensar en este maratón, porque como muchos decimos “la vamos a armar”.
Saludos, abrazos, besos y a
por el nuevo año con coraje.
María Caballero
@MCG66Madrid
Haber si era yo el del gorrito de papa noel jeje,sali en el mismo cajon que tu y termine unos 30 segundos antes.Besos y a por el 2014 ;)
ResponderEliminarMuy buena crónica. La verdad es que la San Silvestre es una carrera especial y maravillosa. La llegada a Vallecas, espectacular. Feliz 2014. Que haya muchos kmsxalimentos!
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