domingo, 10 de mayo de 2015

Sábado en el Trail de San Lorenzo de El Escorial


Madrid, 9 de mayo de 2015 - 9:00 horas


Correr en El Escorial me supone madrugar aún más de lo que es habitual para otras carreras, ya que los trails siempre se organizan en la periferia de la ciudad.



El municipio de San Lorenzo de El Escorial se encuentra situado a 47 kilómetros de Madrid, al noroeste, en la vertiente suroriental de la sierra de Guadarrama, al pie del monte Abantos y las Machotas.

Los 21 kms de hoy discurrirán por la Sierra de Guadarrama, un paraje impresionante, con salida en San Lorenzo de El Escorial, carretera de Robledo, Camino del Horizontal, Los Llanillos, Fuente de La Reina, Puerto de Malagón, Cerbunal, Portacho, Pico de Abantos, Cerbunal, Fuente de la Concha y meta igualmente en San Lorenzo de El Escorial.

Los precios de las inscripciones para esta prueba iban de los 18 a los 25 euros, según los plazos.

Nada más llegar al Escorial, toca recoger los dorsales en el Pabellón San Lorenzo. 


Además, nos entregan la camiseta de la carrera y un vale para la comida que organizan a las 13:30 en el Parque Terreros.



Ya están allí también Baldo Taravillo y Rai Zárate. Más tarde veremos a Amalia Fernández.



Tras las fotos para el recuerdo, dejamos las mochilas y a prepararnos para tomar la salida. La organización comprueba que llevamos el dorsal bien colocado y que no hemos olvidado el vaso que es obligatorio portar durante la prueba.


Estoy nerviosa, tengo el corazón acelerado y a ratos parece que me falta el aire. En los últimos días he tenido verdaderas dudas de si participar finalmente en este trail. Bueno, he llegado hasta aquí y habrá que correr.

Mirar hacia el Monasterio aguardando a que den el pistoletazo de salida es un instante único, verlo ahí delante reconozco que me da paz, lo que ahora mismo más necesito. Siguen comentando cosas por megafonía que no escucho, dejé de hacerlo al oír algo sobre si algún corredor necesitaba retirarse…


Todos los corredores somos muy diferentes, tanto como nuestras zapatillas, en apariencia podemos parecernos.


¡Comenzamos! Vamos alejándonos poco a poco del Monasterio. 



En nada dejamos el asfalto. Comenzamos a subir entre raíces, piedras, tierra… Agrupados, procurando dejar algún lateral libre para los que desean avanzar. Todo transcurre bien y sin más me veo en el suelo en el Km3, aquí la distancia de seguridad entre corredores debe ser aún mayor, un pie tapó la piedra que al dejarla al descubierto me tragué sin verla siquiera. Raspones en las manos y rodilla izquierda dolorida, es lo que me llevo desde el inicio. Me veo bien para continuar y ni lo pienso.

La subida por el monte es increíble, de un lado el paisaje que nos rodea, de otro la larga hilera de corredores de delante, ¡tan diferentes no solo en los ritmos, también en los estilos en carrera! Muchos en el Km5 caminamos más que corremos. Hay que sortear, grandes raíces, rocas, escalones, curvas cerradas… Me encuentro en un grupo en el que avanzamos al mismo ritmo sin tener ganas de adelantarnos unos a los otros. 


En el Km7 hay toros plácidamente sobre la hierba, que me dan bastante envidia, otros se han acercado al camino a mirarnos, seguramente extrañados de ver tanta gente junta de golpe. Los corredores que nos adelantan están acostumbrados a estos terrenos, en nada ascienden y en varios giros del camino los pierdo de vista.


Seguir subiendo hasta la primera parada de la carrera es el objetivo que llevamos. Y llegamos al Km11 el primer avituallamiento, sólo líquido, en una zona llamada los Llanillos. Por fin puedo rellenar mi botella, hace varios kilómetros que agoté el agua. Me parece poco solo dos avituallamientos en una prueba como ésta y más con el calor que hace hoy, pero al estar denominada de “semi autosuficiencia” no hay queja al respecto.

Llega un tramo en asfalto que se agradece, tras la parada salimos todos muy rápido.


Nueva zona de subidas, más variadas en terreno que las que hemos tenido hasta ese punto.

Aquí no hay señalización de carteles con los kilómetros, únicamente vemos marcado el recorrido a seguir con cinta plástica de color rojo, el GPS indica que he alcanzado el Km14


Desde ahora, un nuevo objetivo a coronar, el avituallamiento del Km16,5, que es líquido y sólido, con trozos de naranja y galletitas, creo que dulces y saladas. No como nada de aquí. Desde el kilómetro 12 hasta este puesto he ido comiendo pasas y algún fruto seco. Bebo isotónico y relleno la botella de agua que llega nuevamente seca y contemplo las vistas.



Unos metros más adelante hay control de la carrera y dos voluntarias de la organización nos marcan el camino que debemos tomar. ¡En ese momento es cuando me quedo clavada al suelo! Un corredor al pasar me pregunta si todo bien; otro detrás, la misma pregunta. No daba crédito. La bajada es por rocas, camino estrecho, a un lado monte, al otro vacío. Acabo de descubrir ese pequeño detalle. Un compañero que parece conocer aquello me dice que son varios kilómetros iguales que lo que veo.

No son lo que los de ciudad llamamos piedras.


Son las rocas que he visto amontonadas a un lado del camino en el Km14, ahí delante, todas juntas y formando el único camino.


Me tenía que haber retirado, reconocí el error de estar allí, no tengo nivel, ni preparación para bajar ese tipo de terreno por llamarlo así, pura roca. Me he leído de arriba hasta abajo la página de la carrera, las fotos de la web muestran caminos, con los que habría podido enfrentarme sin ninguna duda, ¡fotos de estas rocas como zona de paso no hay ni una! He preguntado antes de verme en ese desaguisado y solo me han hablado de la subida, ¡y venga entrenar subidas duras! ¿Y la bajada qué? Aquí una persona se puede matar, así de claro. Pues tranquilita, y a por ello. Escuchar pisadas y colocarme a un lado, para no interrumpir ni poner a nadie en peligro. Ver caerse a una persona y levantarse sangrando es algo para lo que no estoy preparada y menos para que me diga una voluntaria: ¡aquí, en el Km18, se han caído muchos, este trozo es así! ¡Pues que alegría! Y la bajada final, antes de alcanzar la carretera, paraliza a alguien que no está entrenada para ello. Gritaban mi nombre a mi espalda y no podía ni volver la cabeza, tan concentrada en no dar un mal traspiés. Cuando pude pararme en un lateral, descubro a Miguel Matías, bajando como si estuviese corriendo en plena Castellana. Nunca me he alegrado tanto de ver a alguien. Y detrás llegó David Menéndez, con ellos dos al lado aquello había cambiado completamente de color.


A partir de ahí, un tramo pequeño de tierra y pronto el Km20, ya en el pueblo, unas tiras rojas colgadas en las farolas, me hacen dudar, de si tirar hacia la derecha o a la izquierda, gente desde un coche me grita: ¡hacia adelante, los otros se han ido por allí! Corro por la acera, porque el tráfico no está cortado. Por fin vuelvo a ver el Monasterio, he tenido suerte, y no me gusta nada depender de ella, a mí me gusta enfrentarme a lo que puedo luchar, no soy ninguna loca que un domingo decide subirse al monte, ha sido un gran error.

Se puede decir que he regresado bien, magullada, con raspones, morados… pero nada de importancia, si pienso a quienes han tenido que atender y llevarse en ambulancia.

Cruzo la meta y por primera vez en cuatro años, tiene un sabor muy amargo, no me alegro en absoluto, llevo conmigo mucho en lo que pensar.




Saludos, abrazos, besos,

María Caballero
@MCG66Madrid











9 comentarios:

  1. Poco a poco vas descubriendo el trail Maria. Yo tb he tenido las sensaciones que has tenido tú en esta carrera y muchas veces pienso que la bajada es más peligrosa que la subida. De hecho he visto evacuar a gente en helicóptero por una caída en una bajada. Cualquier carrera en la sierra de Guadarrama va a tener esos bloques graníticos xa subir o bajar. Yo por eso he decidido que carreras largas de montaña me las hago yo solo un día tranquilito y con amigos, así sufro menos.

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    1. Querido Nacho:
      Muchas gracias por tu comentario a este post, me ha ayudado tu visión. A mí no me apetece jugarme el tipo, no creo que compense salir de una carrera con algo roto o machacada para varias semanas, quiero divertirme y disfrutar, pero principalmente saber y conocer con lo que me voy a encontrar. Esas bajadas no me gustaron nada, no es el tipo de deporte que deseo practicar. En la próxima pregunto directamente a la organización todas mis dudas.
      Me gusta tu idea de carreras tranquilas por la montaña sin competir.
      Un beso compañero,
      María

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  2. Hola María

    Me alegro que llegaras sana y salva abajo pero seguro que pasaste un mal rato. Estoy de acuerdo totalmente contigo cada uno tiene que buscar lo que le gusta y cuando dejas de disfrutar haciendo deporte hay que plantearse si realmente eso es lo que quieres hacer. Creo que tienes claras las conclusiones de esta carrera, no es mi deporte ;)

    Los blog como el tuyo son una buena referencia para saber que te vas a encontrar en una carrera ;) o preguntando a organizadores y conocedores de la zona. No tengo dudas de que repetirás para disfrutar en otras carreras.

    Reconozco que a mi ese tipo de carreras me gustan, pero me considero antes montañero que corredor. Uno de mis lugares de juego cuando era pequeño es la pedriza donde los bloques de piedra estan a la orden del día. Pero como te decía antes hay mucha oferta como para que cada uno no encuentre la carrera donde estar a gusto.

    Un saludo

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  3. Estimado Rubén:
    Te agradezco mucho que te hayas pasado por aquí y tu buen comentario. Tienes razón, el sábado me di cuenta de que este tipo de carreras no son para mí, al menos por ahora, que no tengo casi experiencia ni técnica en estos terrenos. Me está gustando mucho correr por senderos, montes... pero claro, cosas que pueda afrontar, no me agradó nada encontrarme esas bajadas sin esperarlas.
    Para la próxima carrera ten la seguridad de que pregunto directamente a la organización todas las dudas sobre recorrido y perfil que no aparezca en su web.
    Seguiré leyendo Aventuras por las montañas, seguro que me ayudará a encontrar carreras con las que pueda lidiar.
    Un fuerte abrazo,
    María

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  4. Ufff, lo he pasado mal leyendo.
    Yo mismo no tengo ninguna experiencia en trail, ninguna quiere decir ninguna, y he sufrido por ti sobre esas rocas graníticas. Aunque hiciste todo el trabajo de informarte a la carrera le faltó advertir de lo técnico de ese tramo de bajada. Quizás los organizadores están acosumbrados a que los traileros "apechuguen con cualquier cosa"....
    Has cogido experiencia, igual no tanta en los descensos en ti, sino más bien en a qué tipo de carreras debes apuntarte y a qué no...
    Un abrazo Maria

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    1. Querido Guillermo:
      Fue un mal rato, toda una experiencia, una gran reflexión posterior. Lo que he aprendido muy bien es que no me vuelvo a inscribir sin preguntar a la organización sobre los puntos no detallados o sobre los que tenga dudas.
      Me sigue pareciendo increíble haber superado la prueba.
      Igual tengo que correr por bosques, montes... sin competir, buscando rutas que pueda superar sin riesgo.
      Gracias por tu mensaje.
      Deseando coincidir contigo fuera del mundo virtual.
      Un besazo

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  5. Que bonita tiene que ser esa zona. El Escorial siempre me recuerda una visita que hice de niño con mi padre. Lo acompañé a un viaje de negocios y pasamos un par de días allí y visitamos el Escorial. Son esas experiencias que recuerdas y que nunca se te olvidan. Me encantaría correr por esa zona.

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    1. Querido Gonzalo:
      El Monasterio es increíble, siempre descubro algo nuevo al volver a verlo y dependiendo de la época del año la luz le da un aspecto u otro. Y de la naturaleza por la que discurre esta carrera qué decir, impresiona. Desde el monte, ver el Escorial, el río, el pueblo... es impagable. Las fotos no le hacen justicia. Tengo que volver, por la ruta senderista, a disfrutar.
      Si te llama, vente a correr algún año, merece la pena si se tiene preparación.
      Un besazo,
      María

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  6. Con mucho retraso pero no puedo resistirme... Lo de los bloques en el Guadarrama es una constante y hacer pasar a los corredores por ellos, de todas las formas posibles casi una constante entre los organizadores de carreras.

    En mi caso me encuentro que hace unos años empecé a tener vértigo, a la vejez viruelas, y esto me está haciendo no participar casi en carreras de montaña por nuestra zona.

    Los organizadores deberían poner avisos claros si en el recorrido existen pasos aéreos, rocosos o similiares ya que no todo el mundo conoce a la perfección los recorridos, mas en una carrera como esta en la que alguien no acostumbrado a la montaña pueda pensar que es una buena opción para iniciarse.

    BSS

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