domingo, 14 de diciembre de 2014

Te tienes a ti, no estás sola, maratoniana - Maratón de Málaga 2014

Málaga, 7 de diciembre de 2014, 8:30 horas

Sábado, antes del maratón.

Correr en una ciudad que no es la nuestra incrementa los nervios y la tensión que siempre llevamos dentro los corredores los días antes de la prueba. Afortunadamente, el Ave salió de la Estación de Atocha, en Madrid, a las 8:30 horas del sábado 6 de diciembre, como era previsible, y llegó a las 11:50 a la Estación de María Zambrano, en Málaga. Allí esperaban Leticia Teboul y Daniel Fuentes, a quienes conocí durante el Maratón de Sevilla, en febrero de este mismo año, amigos eternos, gracias al asfalto.

Lo primero, pasar por la Expo Maratón, en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena para recoger el dorsal y la bolsa del corredor. Es muy pequeña, comparada con la de Madrid, o Sevilla, que son las que conozco, desde el centro se puede ver todo perfectamente. Este ambiente provoca nervios, da energía, ¡qué largo es el día previo!


Oportunidad de poder posar con Abel Antón.

Por fin, una foto con Martín Fiz.






Como me inscribí antes de agosto, el precio fueron 35€. Dentro de la bolsa del corredor, un avituallamiento que podemos considerar infantil.


Ya tengo lo más importante en mi poder, ahora toca saber si el hotel se asemeja a lo que muestra su web. La elección ha sido el Hotel Salles Málaga Centro, en la calle Mármoles 6, muy cerca del centro. La habitación es amplia, está bien surtida de muebles. Lo que no me gusta es que en el baño no hay calefacción, hace frío al ducharse y pasar por él durante la noche no es muy agradable.








Más tarde, reencuentro con Gema Sierpes y Ernesto Luque, quienes han viajado hasta aquí solo para verme correr el maratón, ¡menuda presión!, ¡tendré que cruzar la Meta como sea! Todos, con Leticia como experta guía de su ciudad, visitamos la zona centro y decidimos tapear en “Pepa y Pepe”, en la calle Calderería, 9. 

¡Si hubiese soñado un fin de semana perfecto, sería con todos vosotros!

Después seguimos de turismo, paseando por el Paseo Marítimo y tras contemplar el encendido de las luces de Navidad en la calle Larios, Daniel y yo, consideramos que las piernas de estos maratonianos necesitan empezar a reposar.



¡Da rabia estar en una ciudad con tanta vida nocturna y pasar la noche del sábado sin salir de marcha!


Corriendo el Maratón de Málaga.

Lo bueno de correr en otra ciudad es poder elegir nuestra “casa temporal” lo más cerca posible de la salida del maratón, no depender de medios de transporte, llegar dando un paseo, calentando piernas.

Este maratón comienza muy temprano, a las 8:30 horas, hace apenas un rato que ha amanecido, mientras camino hacia el ropero la luz se va haciendo cada vez más intensa. Ya hay ambiente, no demasiado, no suena esa estruendosa música a la que estoy tan acostumbrada en Madrid, que estimula el alma y provoca tantas ganas de correr. Somos pocos corredores, tan solo 3.000, más bien parece una carrera menor.

El ropero está situado en la Plaza de Toros, nada más acercarme veo al grupo Coentrena, con Óscar de las Mozas de capitán, preparándose para la carrera. Un fugaz saludo a todos y a dejar la mochila, que aún me queda ir al baño y colocarme en mi cajón.

Al salir del ropero gritan mi nombre y por fin desvirtualizo a Manuel Espinosa, con un abrazo breve, pero intenso, nos deseamos suerte. ¡Qué pena no haber tenido más tiempo para charlar!

Manuel y yo, desde la noche antes, gracias a Pedro Las Ilustraciones de Santacenero ya somos parte del Maratón de Málaga, incluso antes de correrlo, por esa caricatura que nos regala.


Se me hace muy raro tan poca gente en una carrera como ésta. Mientras me voy abriendo paso entre los compañeros para situarme en mi cajón, me agarran del brazo y encuentro a un sonriente Juan Andrés Camacho El Corredor Errante, ya era hora de ponemos cara, y es aquí en su tierra. 

No estoy tan nerviosa, ni llego en mi mejor forma, por el cansancio, como otras veces, lo que sí tengo claro es que vengo a terminar lo que en breve comenzará.

Del Km1 al 10.

Anuncian que primero tomarán la salida los corredores en handbike, ¡después iremos nosotros a la batalla!

Foto cedida por la organización del Maratón de Málaga

La salida discurre sin problema, avanzamos sonriendo, saludando a los familiares que nos desean suerte a gritos desde detrás de las vallas. ¡Es increíble la de gente conocida con la que me voy cruzando en los primeros metros, la mayoría son de Madrid!

A nuestra izquierda dejamos la Universidad de Málaga y el Ayuntamiento.



¡Es precioso correr junto al mar!, girar la cabeza a la derecha y contemplar esa paz del agua de los días en calma, el sol sigue su avance subiendo lentamente hasta completar el amanecer, los corredores avanzamos contentos por el Paseo Marítimo.



Daniel Fuentes deja a su grupo momentáneamente atrás para colocarse a mi lado, desearme que me vaya bien, comentamos cómo nos encontramos y él regresa con los suyos, yo sigo mi camino.

Pocos metros después, sobre el Km3, aparece Juan Andrés, con sus amigos, me saluda, le deseo suerte y les veo desaparecer entre otros corredores.

Tengo establecido beber desde el Km5, aunque no tenga sed, es una obligación, va a hacer calor y no quiero problemas como en Sevilla por falta de líquido. En el 10 comenzaré a tomar gominolas.

Se sitúa a mi lado un corredor, es José Luis Serrano, de Madrid, correremos juntos hasta el Km10, charlamos de nuestras carreras, de otros maratones, de cómo nos encontramos en éste. En el Km6, ya de subida, aparece el primer corredor en handbike y en el 7 vemos la cabeza de carrera, los primeros juntos, después corredores solos, muy distanciados entre sí, hasta que aparece Abel Antón, bien rodeado, y a continuación el resto de los grupos ya van más apiñados.

José Luis y yo corremos tranquilos, ninguno tenemos intención de lograr nuestra mejor marca esta mañana. Pasamos el primer control de carrera en el Km8 y giramos para subir por el Puerto Marítimo. Ya en el 10, José Luis decide probar lo que puede dar y nos despedimos en ese punto.

Del Km11 al 21.

Me sorprende la desbandada generalizada, algunos corredores les gritan a los que se largan: ¿dónde vais lanzados?, ¡que queda mucho aún! La verdad es que la gente ha pisado a fondo. Sobre el Km11 me pasan Isabel González y Nando Carmona, les veo genial, sé que van a hacer un gran maratón.

Sobre el Km13 llega mi primera preocupación de la mañana. Corremos muy dispersos los corredores, tengo muchos más metros de distancia con el corredor de delante de lo deseado, temo quedarme descolgada, desconozco el recorrido, no hay público que pueda guiarme si me entran las dudas, ni gente de la organización. Hay tramos largos en los que corro en solitario, a tirones, tratando de no perder por nada del mundo la espalda del corredor avanzado. Mi intención de ir tranquila se va destrozando por momentos. Tengo que acelerar…, relajarme.., volver a acelerar… y esto así no tiene muy buena pinta. 

Pasado el Km14, en el Paseo de los Curas, voy forzada, continúa mi persecución y temo que si corro de esta forma durante todo el maratón no me va a ir demasiado bien. Ha comenzado a soplar el viento.

Parece que me persigue el mismo Filípides, pero soy yo la que
lucho por alcanzar al corredor de delante. Foto cedida por Fotos de Deportes

Coincidir con Vicky de Coentrena, que me reconozca y corra conmigo algunos metros para tirarme una foto es un gran alivio, ¡al fin, unos minutos de charla con alguien!

Llego al Km15, donde está el grupo de apoyo que tenemos Daniel y yo: Leticia Teboul, Gema Sierpes, Ernesto Luque y Pedro Frutos. ¡Qué energía da tener a los nuestros en el camino, gritándonos, cargando con todo lo que podemos necesitar que nos den, cámara en mano, inmortalizándonos con sus fotos!




Nada más dejarles atrás, agarro las pasas y me como un buen puñado.

En el Paseo de Antonio Machado, tras el Km16, pienso que han servido mis entrenamientos de loba solitaria, esas tiradas en las que casi no me cruzaba con nadie, la diferencia con hoy es que en los entrenamientos sabía siempre hacia dónde me dirigía.

Hace calor, a ratos. En las calles en sombra, con este viento que no cesa, hace frío, y más sudando. Cambios constantes de temperatura durante todo el maratón. Cambios continuos de ritmo.

Colocarnos en la salida de un maratón con una estrategia es lo correcto, lo sensato y lo apropiado, poder mantenerla hasta el final, hoy sé que ya no es tan sencillo, las circunstancias son las que van a decidir sobre mi forma de correr, me encuentro algo confundida.

A partir del Km18, sigo corriendo a tirones, a ratos rápido, a ratos a mi ritmo, presionada por no perder al corredor que aún puedo ver, con dolor de cuello, de tanto estirarlo para descubrir bien dónde están girando los que van mucho más adelante. Tengo que considerar que alguno de estos corredores puede pararse de repente y dejará de ser mi referencia. Calles sin público; viento de cara que hace aún más duro seguir corriendo sola. Me doy cuenta de que estoy muy nerviosa porque cada pocos metros bebo traguitos de agua, como para sentirme acompañada, o no pensar en el descuelgue.

En el Km21 ya se ha pasado la mitad, solo pido poder establecer un rito constante, no este machaque de rápido/lento, que me está descontrolando mis planes de ir tranquila hasta por lo menos el 30 y no sé si lograré resistir.

Del Km22 al 30.

Nada cambia. Metros y metros en solitario, viento cada vez más fuerte de cara, sin público, y la única compañía por unos segundos, la de los avituallamientos, con esos voluntarios tan jóvenes, con toda su paciencia, atendiendo a nuestras manías, a mí me llenaban mi botella sin dudarlo: ¿hasta arriba?, preguntaban, ¡sí, por favor!, respondía yo.

Como pasas como si no hubiese kilómetro futuro, a puñados, sin pensar si me podían hacer daño en el estómago. Llevo abundante líquido dentro, resuena en mis tripas, demasiado silencio para una carrera, solo escucho mis pisadas.

Durante el Km22, antes de llegar al Palacio de Deportes José María Martín Carpena, un trayecto de ida y vuelta común, mientras avanzo hasta girar, observo a los corredores más rápidos, le grito a Daniel Fuentes, que con su música, ni se entera. Un buen ratito para relajarme acompañada.

Un corredor de piel muy blanca y rubio está corriendo con un vestido de sevillana.

En el Km25, recorriendo la Avenida de Europa, me acordé de las palabras de Carles Castillejo, cuando comentaba que los populares todos tenemos liebre, porque unos corredores nos llevamos a otros. En esta ocasión no es así. A mí no me lleva nadie, más bien me arrastra en una carrera agónica por una ciudad que no conozco, con un recorrido que no sería capaz de trazar sola.

En el Km27, por el Camino de San Rafael, se me ocurre tener un largo monólogo con el del mazo, le comento que ésta debe ser una de esas situaciones ideales para él, las que aprovecha para intimidar al corredor, para meterle la duda en el cuerpo: ¡mira qué solitario vas!, ¿no estarías mejor con tus amigos en la playita?, ¿seguro que quieres seguir de esta forma más rato? No apareció en toda la carrera, no sé si me vio muy segura o muy pesada. Me dejó tranquila. Y de golpe caigo en la cuenta de que ¡estoy feliz!, ¡mucho! No me duele nada, mi cuerpo va respondiendo bien y con la cabeza no tengo dudas. Esta dualidad sólo se da en un maratón, difícil de explicar, complicado de entender. A la vez estaba feliz y aterrada; al tiempo tranquila con mi forma de ir respondiendo, y alterada por lo que estaba viviendo.

La soledad del corredor de fondo, existe.

Tracé un rápido resumen mental, y acepté que si esto era así poco podía hacer, solo resistir. Me tocaba luchar como pudiese hasta llegar a la zona más concurrida.

En el Km29 iba muy concentrada en ver girar a los corredores que con dificultad distinguía a los lejos. Algunas personas aparecían de repente por la calle, con el pan en una bolsa, o el periódico, nos animaban y casi ni los miraba, tan atenta como andaba con mi labor. De repente, escucho pasos rápidos a mi derecha, giro levemente la cabeza y exclamo, ¡toma ya, un tractor, y mira cómo viene! Un corredor con pantalón negro, camiseta también negra, sin mangas, y pañuelo a la cabeza me recordó tanto a Ángel Contador de KMS, que casi le pego un abrazo. Corría a muy buen ritmo y pese a verle alejarse sin remedio me regaló unos minutos muy agradables. Y tanto me concentré en la estela del tractor, que al grupo, de unas seis personas, situado en la calzada en el Km30, gritando mi nombre, no conseguía ubicarlos, hasta que esas barbas me resultaron muy conocidas, y ¡qué gran sorpresa descubrir allí a David Menéndez y Miguel Matías!

Nunca imaginé una calle tan desierta de maratonianos.



Del Km31 a Meta.

En el Km31 nuevamente mi grupo de apoyo. Nunca os agradeceré lo suficiente que justo en este maratón, tan atípico, hayáis estado ahí. No sé si hubiese sido posible sin estas pequeñas dosis de energía con las que me cargabais nada más veros. Si algo tenía claro es que debía terminar, por mí, por vosotros, porque este viaje fuese perfecto, y el puente sólo cobraría sentido si cruzaba la Meta.

Del Km33 al 34 el recorrido es común entre los corredores, subíamos por la Avenida Ramón y Cajal y bajábamos por la de Jacinto Benavente. A partir de ese punto me vino bien tomar mi ritmo, iba cansada, había gastado las fuerzas antes de lo planeado. Aquí en los jardines veía a los corredores más rápidos camino del final, y a algunos que llevaba detrás, como parte de los Coentrena, me permitía saludar a muchos, nos dábamos ánimos a gritos entre nosotros. Hubo corredores que se quedaron clavados en seco sobre el asfalto. Otros que arrancaban y paraban, con el sufrimiento reflejado en sus caras, por los calambres, tirones. El tramo cruel, el campo de batalla, en el que vemos tambalearse a los de al lado, sin evitar preguntarnos si seremos los siguientes en caer o nos salvaremos.

Afortunadamente, en este tramo me sentía contenta, ¡menuda diferencia con todo lo anterior! ¡Gente! Creo que nunca me voy a volver a quejar por las carreras en las que casi no nos podemos ni mover.

Al dejar los jardines atrás, en el Km37, pinchazo intenso en el gemelo derecho, casi era previsible, por los cambios de ritmo, y los de temperatura. Justo en ese punto fuimos bastantes los corredores que nos lanzamos a por el voluntario de la bici con el Reflex, era nuestra salvación, yo solo lo necesitaba para el gemelo, el resto añadieron rodilla, cadera… 

Estaba claro, era para seguir contenta.

En el Km38, nuevamente mi grupo de apoyo. ¡Qué gritos Gema! Casi te oigo hasta el km siguiente. Le dejo a Pedro todo lo que me sobra, los geles, la botella… Hay que liberar peso, que a partir de ahora ya no sobran las fuerzas.



Llegar a la zona centro, es la salvación.

De golpe, todo cobra sentido. Bandas tocando, el público volcado, haciéndonos pasillo, gritos de gente sin conocernos, la piel erizada, un nudo en la garganta, las lágrimas amenazantes…  Y el reloj no importa, ya me da igual que siga corriendo, total, siempre lo va a hacer mucho más rápido que yo. Sé que aquí y ahora está la respuesta, si desprecio este momento, por ganar unos tontos minutos, me marcharé de Málaga solo con la sensación de haber corrido un maratón muy solitario. ¡Sonrío! ¡Disfruto! Y choco las primeras manitas de la mañana, agradezco con el pulgar levantado esos ánimos, poso para quienes me dicen foto. Le aplaudo al señor que con voz ronca me grita: ¡Esa morena…, esa morena…, que va a terminar…, que termina…, que cruza la Meta! Le tiro un beso a la señora a la que le sale de dentro ese: ¡viva los cojones que tienen las mujeres corredoras! Y no es la única, no queda una, joven o mayor, que no me dedique su frase de aliento.


Pasar nuevamente por delante de la Alcazaba y de la Catedral, esta vez corriendo.

Teatro romano a los pies de la Alcazaba

Catedral de Málaga


Interior de la Catedral.

Disfrutar del ambiente de la concurrida calle Larios.


Y creo que continúo corriendo, porque hay un período de ensueño, de irrealidad, de gozo, de felicidad, de comprender que vivir esto es único, y hoy toca en Málaga, sé que no es esa marca deseada (porque la mía se quedó en el Puerto) lo que engancha de un maratón, es este ambiente, son estos 3 últimos kilómetros, ese reconocernos el esfuerzo de tantas horas por parte de los demás, esa alegría de saber que nuevamente lo hemos logrado, que empezamos siendo muy diferentes a como terminaremos, porque estas cuatro horas y pico me han servido para encontrarme conmigo nuevamente.

Ese correr tranquilo termina en cuanto distingo las vallas, bajo un poco la cabeza, como embistiendo al objetivo, miro al frente, y corro lo más rápido que puedo en esas circunstancias, sin poder hacer mucho caso a los que gritan mi nombre, sabiendo que esa alfombra azul pronto la van a sentir debajo mis pies y ese arco me acogerá y habré superado, nuevamente, UN MARATÓN.





Lunes, después del maratón.

Mirar la medalla durante el desayuno, recordar todo lo vivido la mañana anterior. Tener tiempo para recorrer la ciudad, de otra forma, tan distinta, con esas calles, esos rincones que nunca volverán a ser iguales para nosotros, haber corrido por ellos durante el maratón nos hará llevarlos para siempre muy dentro. 

¡Qué bien se siente una tras superar un nuevo maratón!

Visitar la Alcazaba con dolor de piernas, subir los escalones de piedra, distinguir abajo, a lo lejos, el Puerto y recorrernos mil sensaciones de nuevo.






Suerte que no hemos corrido el maratón por estas cuestas.

Vista del Puerto desde la Alcazaba

Descansar en la Malagueta, comenzar a soñar con un nuevo maratón.


Pasar por Málaga y no comer espetos, no tiene perdón.

Gracias a todos por vuestro apoyo, no solo el día de la carrera, sino durante todos los meses de la preparación. ¡Va por vosotros!



María Caballero
@MCG66Madrid






23 comentarios:

  1. Muy Buena crónica María. Me encanta saber que justo después de terminar ya te pones a pensar en cúal será el proximo. 😊 Espero que podamos coincidir.

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    1. Querido Rafa:
      Tengo siempre esa mala costumbre, jajaja, no he terminado de correr una prueba y ya tengo otra en la recámara, por eso creo que no me desmotivo, no me da tiempo a quedarme parada y pensar.
      Seguro que coincidimos en alguna y espero que corramos algún maratón juntos.
      Un besazo compañero,
      María

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  2. ¡¡Pelos de punta en varios tramos de la crónica María!!

    Yo tan solo he corrido 4 maratones sobre asfalto, el año pasado debuté en Málaga y este año Sevilla, Madrid y nuevamente Málaga, y la verdad es que nada tienen que ver entre ellos.

    Se nota en cuanto a la juventud de la prueba que el de Málaga aun tiene mucho recorrido para ponerse al nivel de los veteranos, pero créeme, este año el recorrido ha sido mucho mejor, el año pasado el tramo final fue por la zona del Carpena con un bucle incluido en la zona, sin nada de público ya hasta casi llegar al Puerto Deportivo, que fue meta... este año el ánimo desde que bajamos por la Explanada de Martiricos se notó sobremanera, y pese a tener mucho más público que el año pasado es cierto que tantos kilómetros en solitario se hacen muy duros... ¡mi más sincera enhorabuena por tu tenacidad y capacidad de sufrimiento!

    Me siento muy identificado con eso del "turismo de maratón", el buscar el sitio más cercano a la salida, quedar con amigos, conocer gente, explorar la ciudad, vivirla desde la perspectiva del maratón y comparar el día después las diferentes facetas...

    Genial crónica María, espero que te gustase la ciudad y que vuelvas a bajar pronto ;)

    Por cierto, hay una prueba de "trail urban" (muy de moda últimamente la modalidad) que consiste en salir de Calle Alcazabilla y subir dos veces a la Alcazaba, darle la vuelta y bajar (la segunda campo a través), este año fue la primera edición, si quieres te aviso en caso de que se repita ;)

    ¡Un abrazo María, un placer conocerte en persona, aunque fuese fugaz!

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    1. Querido Juan:
      Pues llevamos idéntico número de maratones y este año hemos corrido los mismos tres.
      Tienes razón, en Málaga tienen que trabajar mucho para conseguir un maratón bueno a nivel nacional, y no digamos nada a nivel internacional. Más gente me había comentado que este año el recorrido había mejorado la prueba. Los últimos kilómetros fueron brutales, merecía la pena estar ahí solo por poder vivir ese ambiente.
      Hemos descubierto una excusa más para viajar, buscar una prueba y conocer el lugar o visitarlo una vez más.
      Málaga me encantó, tras más de doce años sin estar por allí, me parecía que había evolucionado muchísimo. Los cambios la han mejorado.
      Fue un gusto ponerte cara por fin, tanta charla a través de la pantalla iban pidiendo un poco de calor humano.
      Por supuesto, avísame de carreras que merezcan la pena por tu ciudad, esa del "trail urban" tiene una pinta increíble.
      Cuídate mucho y que consigas superar todos los retos en los que te metes.
      Un besazo Juan,
      María

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  3. María, ya no solo corremos la maratón contigo, sino que además ahora viajamos, que hasta el baño del hotel nos has enseñado jaja es impresionante tu crónica de la prueba. No es Madrid pero Málaga es preciosa. Y es increíble lo que consiguen las redes sociales; me ha gustado leer el nombre de grandes personas que pude conocer gracias a twitter. Por cierto que yo también tengo mi caricatura de Pedro hecha en Calle Betis con otro amigo de la Marea Naranja. Un abrazo y enhorabuena. Tus kilómetros son también míos

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    1. Querido Javi:
      Me gusta dar detalles, creo que cada vez voy incluyendo más cosas en cada crónica, así quien las lee puede hacerse una idea completa de la prueba, no solo de mis sensaciones o experiencia, también de precios, bolsa del corredor, y etc.
      Todavía recuerdo ese Mapoma de 2013 en el que coincidimos, yo nerviosa perdida por novata, tú nervioso a tope por veterano, ¡cómo une una prueba así! Estoy deseando volver a coincidir contigo, da igual la ciudad o los kilómetros a los que nos enfrentemos, pero juntos de nuevo.
      Pedro (Santacenero) siempre tiene esos detalles geniales para el día antes de un maratón, con sus caricaturas no solo me alegra el momento, es que además me da fuerzas y consigue tranquilizarme por un rato.
      Es cierto que las redes sociales nos han reunido a muy buena gente, a la mayoría os conozco gracias a ellas.
      Un beso enorme amigo, y que todo tu trabajo siga dando sus frutos,
      María

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  4. Muchas felicidades María! Has descrito a la perfección muchos momentos q creo q son comunes a todos los maratonianos. Y me deja sin palabras la entereza con la q te has enfrentado a una prueba tan dura, con tan poco público en gran parte del recorrido. Imposible q no surjan dudas, pero ahí estabas tú, disfrutando cada metro, eres todo un ejemplo, bravo campeona!

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    1. Querida Celina:
      Es cierto que al final vivimos, pensamos y actuamos muy parecido casi todos frente a un maratón, esto es lo grande de esta distancia, que nos acerca a los demás, por eso sufrimos en carrera cuando vemos que a otros les va mal, no tardamos ni un segundo en ponernos en su piel.
      Esta vez ha tocado luchar duro, éramos muy pocos corredores y en una distancia tan larga es lógico irnos distanciando y no había gente para llenar tanto hueco. Creo que lo importante fue saber reaccionar y no dejarme vencer. Eso sí, Málaga es preciosa y el público, donde lo había, se volcó con los corredores. La organización debería esforzarse por hacer un maratón como merece esa ciudad.
      Muchas gracias por tu apoyo, que siempre te tengo ahí.
      Un beso enorme,
      María

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  5. María, lo primero felicidades y lo segundo felicidades x 3 (me consta que le has metido un hat trick al hombre del mazo este año)
    Aunque leamos tu relato nunca podremos sentir lo que has sentido tú, pero sí podremos imaginárnoslo. A mí, que cuando las piernas me quieren fallar, suelo tirar mucho de recuerdos y de ánimos del público, me resulta muy doloroso pensar en un maratón en el que no haya gente animando y, sin ninguna duda, es lo que más duro se me ha hecho al ponerme en tu lugar.
    Un abrazo

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    1. Estimado compañero:
      A mí, desde el primer maratón que corrí, siempre me aterraba quedarme descolgada, por la dureza de la prueba en solitario y porque reconozco que no me sé nunca los recorridos, a partir de ahora me los aprenderé mejor, te lo aseguro. Es cierto, en los bajones el público nos suele levantar del suelo y nos da fuerzas para seguir. Por suerte, en Málaga en varios puntos tenía a mis amigos apoyándome, creo que eso también me ayudó a salvarme, más la fuerza y el coraje que hay que poner para terminar, porque hacer el viaje para nada ni lo pensamos claro...
      Gracias por tu mensaje y un abrazo,
      María

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  6. Viaje y carrera con María!!! Eres una crak, cada crónica que escribes me gusta mas, en ésta desde luego te has salido.... una carrera dura pir el echo de hacerla sola, OLE TÚ!!!! En mayusculas

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    1. Gracias Arancha:
      Así fueron las cosas y así tuve que lucharlas. Un maratón es toda una sorpresa. Debí creer que podía seguir en solitario, hubiese sido tan sencillo como esperar a que llegasen los corredores de detrás y engancharme a algún grupo, pero en ese momento no se piensan mucho las cosas, solo tiramos y miramos al frente, y corremos.
      Prueba superada y un puente increíble en Málaga, pese a lo duro, los recuerdos son increíbles.
      Un besazo compi,
      María

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  7. Enhorabuena por tu Maratón y por tu crónica María! Al vivir fuera de mi ciudad natal, cada vez que regreso me reúno con amigos y familiares, por eso no pude intentar quedar con vosotros en persona. Yo también disfruté y me emocioné con mi debut maratoniano y escribiendo la crónica de mi aventura. A ver si coincidimos en otro lugar! Saludos

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    1. Jose,
      Me alegro de que debutases en tu ciudad y que cruzases esa meta. Mi primer maratón fue también en casa y ninguno como ese.
      Siento que no hayamos tenido oportunidad ni de saludarnos, aunque fuese ya colocados en los cajones, o sobre el asfalto, será en la próxima, que seguro que tendremos muchas otras comunes.
      ¡Vamos a por el siguiente reto!
      Un abrazo campeón,
      María

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  8. Enhorabuena Maria, ya tienes otra más. Lo cuentas y lo haces tan fácil que parece que no cuesta, pero sabemos lo duro que es. Muchas felicidades!

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    1. Gracias Gonzalo.
      Efectivamente, el cuarto ha caído también, y ¡qué alegría haberlo logrado! Ahora me toca recuperar bien y aparcar esta distancia una temporada, lo necesito de verdad.
      Desde luego el maratón es muy duro siempre, incluso el que sale bien y según lo teníamos planeado, a cambio, se viven tantas experiencias en unas horas que compensa de los entrenamiento, dolor, cansancio.... Todo se olvida al cruzar la meta.
      Un abrazo compañero,
      María

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  9. Que sensaciones tan diferentes. Te conozco de twitter de los drining runners. Y por lo que te había leído eres de mi ritmo, por eso cuando te ví en el km14 me sorprendió. No te dije nada (yo soy más de leer que de presentarme) y mira por donde me arrepiento porque si mi conversación durante un par de km te hubiera servido me daba por satisfecho.
    Mis sensaciones diferentes, la misma respecto al público escaso excepto en el centro, pero siempre me vi rodeado de corredores no veía huecos.
    En la próxima me presento. Enhorabuena por terminar campeona. Ahí te dejo mi blog para que veas como mi visión es un poco diferente.
    http://zapasvoladoras.blogspot.com.es/2014/12/v-maraton-de-malaga.html

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    1. Nacho:
      Siento mucho que no te presentases en el km14 de Málaga, me hubiese encantado ponerte cara y un poco de charla me hubiese venido genial, te lo aseguro. Me ha encantado leerte y comprobar, una vez más, que dentro de un maratón, hay miles de maratones, el de cada uno de nosotros. Soy un poco testaruda, siempre corro sola, desde el primero, no me gusta que nadie cargue conmigo si no me va bien, ni me gusta depender de cómo deciden actuar los demás, por eso no decidí unirme a la gente que conocía y que corría ese día. Y en el siguiente, volveré a correr sola, y ya veremos cómo se presenta. Lo que sí tengo claro desde el de Málaga, es que no vuelvo a correr un maratón tan pequeño y es una pena porque Málaga me encantó, una vez más.
      Espero coincidir pronto contigo.
      Un abrazo y a por el siguiente reto,
      María

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  10. Te podría explicar que me encanta la crónica social.
    Te podría decir que he sonreído leyendo que tomaste pasas en el kilómetro 15
    Te podría decir qué bonitas son las fotos...

    Pero te resumo mi lectura en un detalle
    El párrafo que empieza por "De golpe, todo cobra sentido..." me ha puesto carne de gallina.

    Enhorabuena por terminar, enhorabuena por contarlo tan bien, pero sobre todo, y ante todo, enhorabuena por ser así.

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    1. Querido Novatillo:
      ¡Qué ganas tengo de hacer una crónica social de running en la que participes tú, compartir algunos kilómetros, charla, y buen rollo sobre el asfalto. Y por supuesto tener una foto juntos, no sé... pero me falta, desde hace tiempo, no tengo el álbum completo. La gente a la que aprecio quiero tenerla capturada ahí, manías mías.
      Me encantan tus comentarios, son ocurrentes, detallados y cariñosos, y siempre me quedo mirando la pantalla y pensando, pues ha merecido la pena contar todo esto...
      Un besazo campeón,
      María

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  11. Me quedaba esta crónica pendiente por leer, y como siempre valía la pena! mucho trabajo de "coco" esta tercera maratón de 2014! BRAVO! pero me molan también los comentarios sobre muebles y baño del hotel. No por nada somos mujeres y también estos detalles cuentan (una casita, aunque temporal, nos tiene que gustar!) . Ganas que nuestros caminos se crucen pronto, y no solo por twitter! un abrazo grande!

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  12. Leo este post gracias a mi amigo Cristobal, me ha encantado y cual es mi SORPRESA, que cuando llego al final del relato, has llegado justo DETRAS MIA !!!!! yo hice 2h.19m.51s. QUE CASUALIDADES tiene la vida.....curioso.....ENHORABUENA.....el 26 de Abril estaré en Madrid corriendo la Rock and Roll por lo que te devolveré la visita......FELICIDADES !!!!

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  13. Si quieres leer mi blog: www.manuelelcorredor.blogspot.com espero te guste tambien. Un abrazo desde Málaga.

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