lunes, 5 de mayo de 2014

Nada como correr en casa, mi tercer maratón #Mapoma14


Madrid, 27 de abril de 2014


“Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver…” canta Joaquín Sabina, en parte es en eso en lo que más pensaba al plantearme el reto de correr nuevamente el Maratón de Madrid, en que si un maratoniano, tras todo lo que pasamos, puede decir que es feliz sobre ese asfalto de los 42k, confirmo que en el 2013 lo fui, me agarro a ese recuerdo y le temo, porque ¿y si en ningún otro maratón lo soy?

Y luchando por ese deseo de volver a vivir lo mismo, o al menos que sea lo más parecido posible, trato de mantener todos los elementos comunes que puedo con el otro maratón,  empezando por correr con la misma camiseta roja.


Me sorprendo despertándome a las 5:30 del domingo, solo media hora antes de las 6, está muy bien, casi no pierdo nada de sueño. Los nervios desde el viernes me han agotado, esa es la única explicación. Temo al momento de empezar, a todo lo que puede pasar durante esas horas y al no conseguir alcanzar la Meta.

En mi desayuno han cambiado algunas cosas. Conservo el pan, aunque el paté deja paso a la mantequilla, a la que añado pechuga de pavo. El café ya no lleva leche, lo tomo solo, con miel y algunos cereales. Si a alguien le entra la duda de si se puede o debe desayunar antes de un maratón, aquí va la respuesta afirmativa. Incluso me preocupa tener hambre a las 9 cuando den la salida, así soy yo.

Como siempre, desde la noche anterior tengo todo lo necesario colocado sólo para agarrarlo y salir a las 7 de la mañana de casa, eso sí, revisado paranoicamente al menos tres veces (ese es el ritual). Vaselina en los pies, el pecho…, crema “antidolores” en rodillas, gemelos, sóleo… ¡Vaya mezcla de olores llevo! Traguito de agua cada poco tiempo, los nervios me secan la boca y le temo tanto a la deshidratación que pienso si no me estoy pasando un poco.

Hoy no tengo paciencia para ir en metro hasta el parque de El Retiro, opto por la Renfe aunque me toque subir andando toda la cuesta del Ángel Caído, como dice Chema Martínez: “somos corredores, vamos calentando piernas”. El vagón es casi cien por cien de los corredores, de múltiples colores, gente animada colocándose el dorsal para ganar tiempo, dando vaselina donde corresponda…, hay unos pocos trasnochados con resaca y algunos que acuden al trabajo.

Me bajo en Atocha, aquí la riada es importante, voy entre orgullosa y contenta de pertenecer a este deporte y con la cabeza ya disparada entre planificación, instrucciones personales y demás. ¡Caramba, Alex Ayuso ni me daba cuenta que me dedicas a mí éste: ¡venga esa maratoniana!, he tardado en salir de mi nube particular. Me alegro de que tengas a Julia de liebre en tu debut.

No puedo ir al Ayuntamiento para la foto de familia con los DrinkingRunners, las Gacelas, el TeamMadrid y tantos otros. No quiero ni pensar en que me falte tiempo y tener que correr desde donde se encuentran los roperos hasta la línea de salida, no poder ir al baño… las prioridades son otras, me duele esa no foto con vosotros, toca hacer un sacrificio. Los roperos están bien organizados, la entrega de mochilas se hace muy ágil.



Buenos días, Miguel Lanzas, ¡qué nervioso te veo!, no te lo voy a decir porque igual no te gustaría. Esa marca que persigues es exigente, aunque no imposible para ti. ¡Un abrazo Elena Sanz! Y otro ¡Tony Perlado! Mientras me habláis me voy colocando el dorsal, soy consciente de que no proceso las palabras, casi ni me entero, sé que nos deseamos suerte y que me encanta veros correr juntos.


Ahora a sortear la tremenda cola de los baños. ¡Me cuelo! Lo siento, pero es así, al pasar junto a este grupo que habla de correr la Media me pongo delante sin pensarlo y justo esta china que empieza a preguntarme cosas de la carrera puede hacer pensar que voy con ella, pero no…

He subido la cuesta del Ángel Caído hace un rato, ahora toca bajarla para llegar a la salida, por hablar mal de ella y temerla nos la han colocado como paseo premaratón. Para despejar los nervios voy prestando atención a los otros corredores. ¡Qué distintos somos pese a venir a hacer lo mismo! Algunos caminan cabizbajos dando la sensación de rezar, o estar soltando toda una plegaria; a otros se les ve visiblemente muy nervios; muchos andan calentando con aparente seguridad y dominio de la situación. A mí hoy sólo me falta gritar. ¡Qué providencial veros, July y Miriam Reviejo! Me da igual de lo que charlemos, todo vale para no pensar más y llegar a la salida.

Foto de Celina Sánchez

La zona de Recoletos es un enjambre perfecto, hay todo tipo de ir y venir en cualquier dirección, entre los baños situados a la derecha y las vallas a la izquierda el espacio para caminar es muy justo. Encuentro el cajón 3, está prácticamente vacío, avanzo todo lo que puedo y descubro que el 2 está aún más desierto, el año pasado ni se cabía en él. ¡Javier, Javier Moraleda!, menos mal que te vuelves, no podía gritar más alto. Ese nervio tan característico tuyo nunca lo pierdes. Sigue buscando un lugar que te guste, y no comprendo el motivo de continuar gritándonos a pleno pulmón pese a estar tan cerca: ¡suerte, que te vaya genial! Este tono al hablar debe ser parte de lo que llamamos “estar atacado”.

Avanzo un poco más, veo unas camisetas que parecen que…, ¡sí que sois vosotros!, aquí estáis mis queridos Julián, Óscar, Elena, Tony, Mónica Arce, Javier Álamo, Alberto el “agujas”, estos chillidos, esta fiesta que montamos en cuanto nos juntamos me destensan el cuerpo, pese a la que tenemos montada y a que no paramos de hablar en cuanto han anunciado que está próximo el momento de empezar se ha instalado sobre nosotros ese misterio del retraimiento del corredor que busca interiormente descubrir que tanto su cuerpo como su mente están preparados para correr.


¡Qué ganas de que diesen esta salida! De empezar a mover los pies, de sentir que en nada puedo comenzar la carrera, que ya es una realidad este tercer maratón y que pese a tener que esperar horas para descubrir el desenlace me encuentro realmente bien. Dos meses después de correr el Maratón de Sevilla, aquí estoy, nuevamente enfrentada con esta distancia.


Del Km0 hasta el 5.

Primera consigna salir a ritmo moderado, incluso bastante más bajo del que voy a llevar después. Tengo que controlar la cabeza para no dispararme y que me falten las fuerzas al final. En cuanto piso la alfombrilla oculto el crono de mi vista y coloco frente a mí el reloj, voy a correr por sensaciones los primeros 10kms, sin dejarme arrastrar por la masa, aquí es muy peligroso, hay quien solo va a correr la Media y ya van como rayos. Ese grito, África Martín, hace que volvamos la cabeza todo el grupo simultáneamente, ¡qué lejos estás pequeña!

Avanzo, me siento contenta de estar aquí este domingo. Sigo viendo la espalda de Julián y de Mónica, voy rápido, bajo el ritmo.

La salida ha sido rápida, sin problema. Somos muchos en estos tramos iniciales. A la derecha veo a los corredores que compiten en los 10k, debe ser la cola de carrera su ritmo no es muy alto. ¡Voy a conquistar el primer tramo del Maratón, a por esos 10 kilómetros! El escenario, algo de frío y poca gente animando según hemos dejado atrás el Paseo de Recoletos. No sé si son los nervios o que la temperatura es baja realmente, no consigo entrar en calor, la camiseta de manga larga, que era solo para la espera antes de empezar la carrera, todavía la conservo y no me sobra.

Repaso las carreras en las que he subido la Castellana, no me preocupa, ya somos viejas conocidas, el ritmo que llevo en este tramo es cómodo y me permite ir ganando seguridad y calentando el cuerpo. Este año, con el cambio de recorrido, la vamos a ver completita. Salgo de mi letargo al llegar al Km5, primer avituallamiento, asfalto sembrado de tapones, obstáculos en forma de botellas vacías por todos lados. Llevo agua conmigo para tratar de parar el menor número de veces en estos puntos peligrosos. Comienzo a tomar las gominolas de Victory Endurance.

Del Km5 hasta el 10.

Pese a que los kilómetros anteriores transcurren sin problema, se agradece la bajada en Bravo Murillo a partir del Km7.

Sobre el Puente de la Castellana, Luis Blanco, aplaudes como nadie, constantemente, a cualquier corredor que desfila delante de ti, y este grito que me dedicas de: “vamos María” me va a dar para continuar un buen rato.

Me encuentro en ese momento en el que aparece la despersonalización del corredor, tan cómoda y placentera, las piernas siguen con su trabajo en ese continuo uno… dos… que hace que metro a metro avance, y por su lado, la cabeza se me acomoda en una mecedora, se cruza de brazos y se limita a observar, no tiene nada que hacer, todo va bien… Estos momentos son muy pocos durante un maratón, a veces, ni llegan. Y en esa felicidad mental me sorprende de nuevo el caos del avituallamiento en el 10 y nuevamente gente que no piensa en los que vendrán detrás, ni respeta un poco el espacio en el que corremos. Todavía queda de mi agua, sigo con las gominolas.

Del Km10 hasta el 15.

El centro de la ciudad es nuestro durante unas horas: Cuatro Caminos, Velázquez.

Nada más pasar el avituallamiento ¿quién me agarra del brazo?, giro la cabeza, esa gorra me resulta conocida, ¡no me lo puedo creer, Pingüina, y con tu eterna sonrisa! Miro al corredor que va a tu lado, creo que disimuladamente, o no tanto: ¿“no tienes ni idea de quién soy, verdad?”. Chico listo, efectivamente, ni idea. “¿Que eres Novatillo?”. Mi cara de sorpresa te lo dice todo. Entre tanta gente, con una probabilidad bajísima de que tú y yo coincidamos sobre este asfalto de Madrid, y sucede. Así te das cuenta de que mis carreras son como las cuento, igual que salir al paseo del pueblo e irme encontrando a gente por el camino.

Al llegar a Serrano, casi esquina con Juan Bravo, en el Km13, punto en el que nos separamos los corredores que completan la Media y los que pretendemos hacer el Maratón, primer choque de sentimientos: ¡Belén Delgado!, ¡África Martín!, ¡pero tías! Belén, para ya, por favor, gracias por estos metros corriendo junto a mí, y por quedarte con mi camiseta que ya me pesaba atada a la cintura. Unos metros después esa energía que me llega, antes de verte, solo puede ser tuya, mi querido Alberto Barrantes, tu megáfono, tus gritos… ¡cuántos recuerdos de otras carreras! Me brillan los ojos, Marta Núñez no sé si te saludo o solo te miro, ese compi gritón se ha quedado con mis mayores chillidos de alegría y casi consigue sacarme algunas lágrimas.

No olvidaré este Km15,  por evitar pisar más de lleno un cristal en la carretera, salto y me agarra el tirón en el gemelo derecho que me recorre toda la pierna. ¡Qué rabia me entra! Son este tipo de cosas imposibles de controlar y que pueden arruinarlo todo.
Primer gel de la mañana, sigo sin acostumbrarme a su sabor, ¡con lo bien que me entraría ahora un bocadillo de jamoncito!

Del Km15 hasta el 20.

Subiendo por Santa Engracia. Bajando San Bernardo ¿quién es éste que se coloca a mi lado tan de rayas? ¡Rafa Gómez, Wally, qué sorpresón! Correr unos metros juntos, que me comentes que me ves muy bien, igual que en la tirada de 30kms que hicimos junto a Rai en Casa de Campo, tu visión como veterano maratoniano me da aún más confianza este domingo. ¡Chao compañero!

Foto de Macu García

En Gran Vía el clamor de tanta gente me llena de una fuerza increíble. Aquí estás nuevamente, Luis Blanco, ¿no te duelen las manos por continuar aplaudiendo horas después? No sé la razón, pero veros a las mujeres hoy aquí dedicando vuestro tiempo a animar me da mucha fuerza @Elentari2.

Correr por Callao es un lujo, merece el esfuerzo de esta prueba tener esta zona para nosotros. Ya en Preciados, que voy con la carne de gallina es poco decir, es una acumulación de tantas emociones que cuesta mantener el ritmo sin soltar alguna lágrima. En Sol, ese tramo estrecho con gente a ambos lados, el bullicio, el grito de otros corredores mientras atraviesan la plaza, que es precisamente a lo que invita el momento, a gritar de felicidad, han conseguido que empiece a correr más rápido. Es un tramo tan increíble, que quiero repetirlo en mi mente durante muchos metros, agarrarme a él si llego a tener un momento duro. Mayor es poco más o menos igual. No podría ver todo este tramo grabado en vídeo, rompería a llorar como los niños, con la cara tapada y grandes sollozos.

Foto de Locomotoro1964

Ver aparecer la Almudena, correr hasta el Palacio Real, ese Km20 es un regalo de belleza. Sé que estás aquí, Daniel Casaus, maratoniano, y que me llegará antes tu grito, como siempre, que tu imagen. ¡Ahí apareces, por fin! Es verte y correr más rápido, por inercia, por la fuerza con la que me impulsas. Todavía recuerdo todos tus consejos antes de mi primer maratón. 

¡Agustín Rubio, Soraya sois lo más grande que conozco! Con ese cartel de Running Company con el lema de “tengo una misión” sacas músculo, Agus, en cada carrera. 

Foto de Soraya, Running Company
Foto de Running Company

Llegando al km20,5, pese a saber que andabas por aquí, ni te veo, Román, ahí tirado en el suelo, suerte que eres buena Gacela, y cámara en mano, tratas de cazarnos a todos y lo logras, me sonríes con esa comprensión que sólo alguien que se ha enfrentado a esta prueba sabe lo que estoy sintiendo en este km.

Foto de Román, Gacela de Vallecas

Se termina la magia. Agarro un gel y lo voy tomando poco a poco, para que me ayude.

Del Km20 hasta el 25.

En Ferraz completamos la Media Maratón. Llega un tramo para reajustar la cabeza, templar los sentimientos y no olvidar que de momento, esta es la distancia asequible, la que sabemos que aguantamos por los entrenamientos, la conocida por nuestro cuerpo corredor.
En el Paseo del Pintor Rosales me parto contigo, Rodri Arcos, subido a esta farola me recuerdas a una especie de grumete sonriente.

Bajada por el Parque del Oeste; en el Paseo de Camoens necesito evadirme un rato del entorno, este es un buen lugar, reposar la mente y solamente sentir que corro. El gemelo derecho sigue quejándose, no veo a ninguno de los voluntarios de Madrid Patina, me toca seguir aguantando. No presto mucha atención a lo que pasa a mi alrededor en estos kilómetros.

¡Vaya forma de correr más familiar!, esas piernas las conozco, enfoco a la persona y en efecto, David Roncero, al final tengo que verte siempre en todas las carreras. Nunca dejarás de sorprenderme, tan generoso y cariñoso, haciendo kilómetros para que tu amigo termine el maratón. 

Tu preocupación por mí me conmueve, la de todos: ¿qué vas a tuitear a Pablo Carmenado para decirle que voy bien?, ¿que están todos preocupados por mí, porque creen que he salido nuevamente muy fuerte como en Sevilla? ¡No! Confirma que no. Aprendí la lección, esto es Madrid, la humildad se impone. La Media ha caído en casi dos horas, voy más que moderada. Y a partir de ahora, no se me van a encender las piernas por la velocidad, eso seguro. Gracias a todos por ese estar ahí en el asfalto, pese a no veros, sois equipo, amigos, familia… los lazos son tan fuertes… Sigo  a lo mío, y como es mi costumbre, en solitario.

Siento pesado el estómago, el líquido no va muy bien dentro de mí. Vuelvo a las gominolas.

Del Km25 hasta el 30.

Conducidos unos a otros llegamos hasta el clamor de Príncipe Pío donde la gente se vuelca, otro punto emotivo de la carrera, si fuese posible me pararía y contemplaría todo, seguramente con la boca abierta.

¡Rafa Teresa, vaya susto! Con tu vozarrón me has sobresaltado al gritar mi nombre y casi me como al corredor de delante. ¡Cuánto me transmites con esa mirada en tan pocos segundos!

Foto de Rafa Teresa
Foto de Rafa Teresa

En el km26, en la Glorieta de Príncipe Pío, está la banda que más me gusta hasta el momento, para mí vais a ser los ganadores de mi maratón, tenéis algo en vuestras notas y voces que me seduce. Y ese nombre del grupo “Nunca digas nunca” hoy y aquí, pues es como perfecto.

En este kilómetro también se realiza la entrega de geles. Recojo uno por si alguien lo pueda necesitar a partir de ahora, a mí me sobra con los que traigo desde el principio. Otro voluntario se coloca muy cerca para que agarre el que me ofrece y me sonríe, por no hacerle un feo, me voy también con éste, los guardo por si…

Enfilados hacia la entrada en Casa de Campo, corremos sin pausa, ni descanso y si nos es posible, sin desfallecer.

Christian Camacho, con el cartel animando a Juanlukampa y al amigo al que hoy custodia para que termine el maratón, te sales. ¡Gracias por animarme, campeón!

Foto de Christian Camacho

El Km29 de la Casa de Campo con varios conocidos pasa rápido; primero tú, Tomás Soria y más adelante Román, nuevamente me cazas con tu cámara, increíble esa facilidad tuya para distinguirnos entre tanto corredor. ¡Cómo te agradezco que estés hoy aquí!

Tomás Soria
Foto de Román, Gacela de Vallecas

¡Qué corta se me hace la temida Casa de Campo! Es incluso muy agradable este tramo, con el miedo que daba el del año anterior. Muchos ciclistas se han parado para animar, me sorprende que haya tanta gente. El camino me permite relajar la cabeza, darme un respiro para encarar lo que llegará a partir de ahora. Medir cómo voy de fuerzas, preocuparme por primera vez de si las piernas aguantarán el tirón.

La subida hasta el metro de Lago es una nueva inyección de energía. Pedro Frutos, ¡gracias por quedarte con todo lo que ya no voy a necesitar a partir de aquí! Me aligeras el peso y me entregas el agua helada que tan bien me vendrá para enfrentar el trozo al que más le temo hoy.

Del Km30 hasta el 35.

Aquí empieza realmente el maratón. El temor a que aparezca Filípides, la lucha con el asfalto, con los dolores, con la mente para que no se disperse ni se venga abajo, con el cansancio, las emociones…, con tantas cosas… Sé que muchos decimos lo mismo, es así, en los 42k hay un antes que llamamos tirada larga (hasta el kilómetro 30) y un después (del 30 a la Meta) al que llamamos EL MARATÓN.

Ya he pasado por aquí dos años y con la misma sensación de euforia, miedo, júbilo. La gente desciende la Avenida de Portugal con alegría, como dejando atrás lo que nos ha resultado más o menos sencillo, por llamarlo de alguna forma, es un darnos ánimos para encarar el final. Sonrisas, bromas con la gente que anima, para afrontar desde la Ermita del Santo hasta el final lo que, con toda seguridad, será el sufrimiento de la mañana. Algunos compañeros llegan peor, con los brazos caídos, caminando…

En el Km32 ¿eres Annunziata tras esas gafas de sol? Me llevo tus aplausos y esa gran sonrisa. 

Omar Gil, eres tan rápido saludándome como tirando la foto.

Foto de Omar Gil

Carolina Álvarez otra mujer que conozco haciendo de liebre esta mañana. Julia Ayuso y tú sois muy grandes.

Ahora es buen momento para otro gel, esta variedad de frutas me agrada más.

En este trozo  os encuentro a muchos conocidos, Juanlukampa ya era hora de que nos viésemos las caras.

¿También tú, Jose Moreno? Gran desvirtualización sobre el asfalto, como más me gusta.

Nada más abandonar el Puente de San Isidro, divisar el Paseo de la Virgen del Puerto y coronando el espacio, el Calderón, cánticos al equipo de algunos corredores, me gustaría que me produjese esa misma alegría pero no, me deja indiferente, a cambio, llegas Luisa S. Ocaña con #laverde y tu energía que me hace tambalearme un poco mentalmente, porque voy con la reserva, te colocas a mi lado, corres junto a mí, me hablas, me besas, siento ir un poco descolocada, acabo de notar pocos metros antes cómo las piernas se endurecían, de golpe, sin aviso, el gemelo derecho pincha y protesta y no soy la alegría en persona en esos metros pero tu vitalidad me hace mirar solo hacia delante.

Llego al Km35. Cristina Barceló, estás aquí incluso con tu hijo y no me da tiempo casi ni a mirarte. 


¡Ansiaba el momento de verte, Naiara Cambas, como una luz sanadora, con tu sonrisa y la pizarra, me sorprendes y enterneces a la vez ¿cuánto llevas con ella así, sin desfallecer, sin bajarla? No puedo dejar de sonreír durante muchos metros mientras corro.

Foto de Naiara Cambas
Foto de Naiara Cambas

¡No! ¿Ahora? ¡Por favor, vaya broma! Calambres en el pie derecho, ligeros, intermitentes, agarro el agua y sin pensarlo bebo con ansia, trago, corro, bebo… Ni pienso que tanta agua de golpe me puede provocar náuseas. Unos minutos después desaparecen, me dejan el pie dolorido, aguantaré.

Del Km35 al 40.

Tocará luchar Acacias, Embajadores, Ronda de Valencia, el tramo en el que más sufrí el año pasado, parecía correr en cámara lenta. Borro esa imagen y busco con desespero un voluntario de Madrid Patina y ese Reflex que me dará seguridad y me quitará ¡este maldito pinchazo en el gemelo! Un corredor ofrece el bote que lleva, prácticamente vacío, varios tratamos de que nos lleguen algunas gotas, como sedientos en el desierto, y en éstas apareces nuevamente, David Roncero, y te vuelves a preocupar de lo que necesito y me adelantas Johnny, nada que ver éste con tu maratón del año pasado.  Sigo y por fin me llega un buen chute de espray.

El gemelo duele, el cansancio ya es evidente y coloco mi disco con mis éxitos requeridos: ¡quiero llegar a Atocha!, ¡quiero ver Atocha! Un chico que (en apariencia) va mejor que yo, porque lleva varios kilómetros delante se queda clavado en el sitio, cabizbajo, sin reaccionar, le animo a seguir, a rodar, caminar, lo que sea… No tengo tiempo pero me gustaría contarle que Atocha es la salvación, que ahí está el hilo que tira de nosotros hasta el final, que la gente consigue que lleguemos a la Meta, esa es la droga, la animación… No sé si terminaría…

Me falta el aire de la emoción, ese grito repetido por tantos animadores de: ¡lo habéis conseguido, ya lo tenéis ahí!, aunque no es real aún porque nos dolerá todavía hasta lograr alcanzar ese punto en El Retiro, da fuerzas y coloca al cerebro como un fortachón que tira del cuerpo como sea, pese a lo que sea. Escuchar tu voz tan conocida, Óscar Adán, verte un segundo, sé que junto a ti hay más DrinkingRunners, no consigo distinguiros, me dais la fuerza. Miguel Ángel corres a mi lado, gritas, me transmites tu alegría y casi no puedo ni mirarte, si lo hago sé que me pongo a llorar y no entra en mis planes, necesito cada músculo, cada fibra sólo para correr, sentimentalismos más tarde, al recordar, al escribir esta crónica.

Respirando hondo, para alejar las lágrimas, y aparecéis las #PompónTeam de Running Company, me cambia el ánimo, se me desata la euforia, os chillo, río… Y en éstas me descubres, Novatillo, junto a la Novatilla, en el Km37, me alegro de que hayáis terminado bien la Media.

Novatillo Foto de la Novatilla

En algún punto después, de no sé ni qué calle, nuevamente tú, ¡mi Alberto Barrantes querido!, agradecimiento eterno por ofrecerte a hacerme de liebre. Tenía que conseguirlo sola, soy así de testaruda, lo sabes.

Del Km40 hasta la Meta.

Este final es muy diferente al anterior, no tener Alfonso XII me hace saber que si pude con esa horrible cuesta hoy, y llegada hasta aquí, ya será mío este maratón. Empiezo a pensar en que en nada habré logrado correr dos maratones con muy poca diferencia de tiempo, e inicio un darle vueltas a la idea de mejorar la marca del año anterior, sería una doble victoria. Pensando…, tramando… ni recuerdo que andáis por aquí, en el Km41, toda la banda de las #mujeresquecorren (Cristina Mitre, Eva Tomé, Clara Montoya, Eli, Elena Sanz, Almudena Casas), gracias por estar más atentas que yo y descubrirme, ¡menuda fiesta montáis chicas! Almu, gracias por tus ánimos finales, estos metros corriendo a mi lado son geniales, me preguntas y dices tanto en tan pocos segundos que no puedo quedarme con todo.

Con Cristina Mitre Foto de Eva Tomé
Foto de Eva Tomé

¡Qué recta final tan buena, con vosotros Agus y Soraya de RunningCompany! Veros es como confirmar todo lo que nos contáis en los entrenamientos y que se comprende claramente en este momento.

Foto de Soraya, Running Company

No lo dudo más, en cuanto entre al Retiro a por la marca. No he pensado en tiempos en toda la mañana, me lo puedo permitir, lo quiero, lo voy a hacer… Corro tan rápido como mis menguadas fuerzas y mis doloridas piernas me lo permiten. Macu García reconozco tu voz al instante, como en Sevilla ni te veo, sólo tu enorme cámara, me consigues una foto increíble.

Foto de Macu García

Pedro Frutos, sé que te encuentras entre tanta gente, no consigo localizarte y me da rabia, ya no distingo a nadie más. Sigo corriendo, con los gritos de la gente invadiendo cada pedazo de mi piel, disfrutando la magia, el milagro de haberlo logrado, mirando únicamente al crono allí al fondo, hasta que por fin, cruzo la META y ¡SÍ!, las 4 horas 11 minutos, mejor marca en el Maratón de Madrid y adiós al temido Filípides, por esta vez.

Foto de Pedro Frutos
Foto de Pedro Frutos

Poder terminar la mañana luciendo medalla y dándoos un abrazo, Rai Zárate, Raúl Rubio, mis héroes maratonianos, es una forma perfecta de terminar un buen domingo de abril.


Rai Zárate y Korrecaminos


Feria del Corredor del Maratón de Madrid

Madrid, 25 de abril de 2014



Con Julia y Alex Ayuso
Con Raúl Rubio (Korrecaminos) y Manuel Moreno Villares
Con Sergio Peñas, Carlos y Running Company

Jose de Running Company con ese lema que nos gusta
Junto a Juan Palacios de Iron Sport


Con otro maratoniano, Francisco Javier Domínguez


15 comentarios:

  1. Qué grande, María! Y qué crónica! Felicidades!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Manuel. Me ha encantado conocerte y espero que coincidamos en más carreras muy pronto. Un beso campeón.

      Eliminar
  2. Qué gran crónica, es como acompañarte cada metro! Muchas felicidades! Con tu pienso me quedo pie aquí, será un placer leerte guapa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Celina, un honor para mí si quieres permanecer aquí. Encantada de tenerte en mi Blog y en FB. Espero que la próxima vez que te vea coincidamos con las zapas puestas. Me encantó la foto que nos has regalado.

      Eliminar
  3. Como te lo has pasado María!!
    Ya me lo comentabas en el post carrera pero nada como una crónica para ver todas tus sensaciones, me has vuelto a llevar de la mano por todas las calles de Madrid.

    Un besazo y a disfrutar de tu Tercero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Raúl:
      Lo mío debe ser correr en Madrid, con su dureza, sus cuestas, sus repechos... He vuelto a disfrutar de esta prueba como la primera vez, debe ser que el llano no es para mí jejeje.
      Lo que más me ha gustado de esta vez es de verte contento otra vez compitiendo en el maratón.
      Recupérate pronto y ¡seguimos!
      Un beso enorme.

      Eliminar
  4. Este es un mensaje para la sonrisa más bonita del km37.

    Una sucesión de casualidades hizo que pudiéramos viajar a Madrid. En cuatro días apañamos dorsales, viaje y alojamiento.

    Pero las casualidades no quedaron ahí. Recuerdo perfectamente el momento. En el kilómetro 10 paré al avituallamiento. Le dije a Yolanda que siguiera, que yo le cogía agua. Arranqué y te vi a lo lejos. Igualita que la de las fotos de las crónicas. Entre ese maremágnum de runners me dije, "¡¡voy a conocer a María!!". ¡¡Qué alegria!! Un placer correr contigo esos metros y descubrir, si a alguien le cabía alguna duda, que eres incluso mejor gente que lo que parecías leyéndote, que ya era mucho.

    Y luego la segunda alegría fue verte tan bien en el km37. Tenía la esperanza de reconocerte entre la multitud de corredores. Y otra casualidad hizo que pusiera la mirada ahí. Ya me dijo la Novatilla... "¡¡qué maja María, qué sonriente nos ha saludado!!"... y ¡¡qué bien ibas!!. Me alegré mucho de verte tran fresca y tan contenta.

    Disfrutamos mucho en esas 27 horas en Madrid. Disfrutamos demasiado como para no volver algún día... a volver a correr unos metros contigo.

    Preciosa crónica. Un beso muy fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me has emocionado y mucho.¡Qué mensaje más bonito!
      Me alegro de que cazases al vuelo la oportunidad de venirte a Madrid, y más aún me alegran esas corazonadas porque conocerte ha sido especial, tantas crónicas leídas tuyas, tanto como sabía e intuía y por fin te pongo cara. ¡Vaya vista y observación tienes, con el mogollón de corredores que éramos logras distinguirme y dos veces. Me tranquiliza que te haya gustado una vez fuera de la TL, eso siempre es peligroso, igual al natural perdemos ese encanto y chispa y ahí muere el "mito de la red" y la persona de carne.
      Espero, de corazón, que volváis por aquí y que hagamos una carrera juntos, aunque a diferentes ritmos, pero sabiendo que estamos ahí.
      Cuidaros mucho los dos.
      Y os dedico otra sonrisa como la del km37.
      Un besazo.

      Eliminar
  5. Como siempre increíble.

    Quiero, espero y deseo, que pueda compartir contigo toda esto que transmites en alguna de las x del calendario del año que viene.

    Me haría una ilusión enorme. Me dejaste marcado por muchas cosas en Sevilla y sólo quiero correr desde entonces.

    Besos y abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido David:
      Cada vez que recuerdo Sevilla y ese fin de semana allí, y el maratón... vuelvo a sentir lo mismo, que elegimos perfectamente la Sevilla porque conocimos a un montón de buena gente, como tú, que siempre serán amigos, ¡porque anda que no une esto del running!
      Si te he provocado ganas de correr me alegro y si, además, se te ha despertado otra vez el gusanillo del maratón, no sé qué decirte, que sería el momento, o algo dije que querías escuchar. Ahora tienes otro ser y otro motivo para hacerlo, que tu hija te vea llegar y cruzar la meta, eso debe ser impagable.
      Un beso enorme campeón.

      Eliminar
  6. Enhorabuena María por tu fantástica carrera. Algo debes tener cuando tantísima gente te saluda. Me alegre verte en la Cdc, como siempre que coincidimos. Un beso campeona.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tomás:
      No sé si tengo algo, deberían decirlo los demás, lo que sí te aseguro es que conozco gran cantidad de gente, y solo en tres años, cuando lleve más corriendo ni imagino lo que puede ser. Entre esos conocidos, estás tú, es un placer coincidir contigo.
      Un beso

      Eliminar
  7. Preciosa narración de toda una experiencia más de las muchas que estás viviendo en estos últimos años. Como siempre un placer leerte apreciando cada momento que expresas con detalle de lo dura que es esta carrera, y lo afortunada que eres por hacerla de manera independiente, pero estando arropada casi en cada metro por tantas personas que vas sumando a tu nueva familia del running :) Un beso muy fuerte! Susana

    ResponderEliminar
  8. Susana,
    Mil gracias por ser una de mis incondicionales lectoras desde el principio. Ahora que por fin has debutado como maratoniana puedes apreciar mucho mejor si lo que cuento sólo me pasa a mí, o es común a más corredores. Me alegro de que hayas superado con tan buena marca tu primer maratón.
    Un beso enorme,

    ResponderEliminar
  9. Hola María,

    Muchas gracias por mostrar de una manera tan cercana la experiencia de una maratón como la de Madrid. La verdad es que yo nunca he corrido una distancia tan larga, pero se me ha puesto la piel de gallina al leer tus vivencias de esa mañana de domingo, y no descarto aventurarme a correrla algún día.

    Soy uno de los miembros de la banda Nunca Digas Nunca que encontraste actuando en el kilómetro 26. ¡Es un honor para nosotros que nos menciones en tu crónica! La verdad es que la "maratón musical" que dimos fue una experiencia sensacional e irrepetible, y escuchar comentarios como el tuyo nos ayuda a seguir luchando en el día a día.

    Finalmente fuimos finalistas del concurso de bandas, aunque no pudimos conseguir el primer premio.. Pero realmente creo que alcanzamos el objetivo por el que estuvimos tocando durante más de 3 horas frente a Príncipe Pío, y fue poner un punto de energía y optimismo en cada uno de los corredores que participasteis en la maratón.

    Esperamos que nuestro nombre 'Nunca Digas Nunca' sea un mensaje que os acompañe en vuestras futuras carreras.

    ResponderEliminar

Dame tu voto ¡Gracias!

Dame tu voto en HispaBloggers!

Contador Visitas