lunes, 16 de marzo de 2015

En el trail de Navalcarnero al Límite 2015


Navalcarnero, 14 de marzo de 2015 – 10:00 horas

Este sábado me enfrento a mi segunda carrera de trail, en esta ocasión no sólo hay tierra y grava, una parte del recorrido será en asfalto. Como hace semanas que no llueve, no es probable que encontremos barro, nos va a tocar tragar algo de polvo.

Navalcarnero es un municipio de la Comunidad de Madrid situado al suroeste, a 31 kms de la capital. Linda al norte con Sevilla la Nueva y Villaviciosa de Odón, al sur con El Álamo, y con la provincia de Toledo, al este con Móstoles, Moraleja de Enmedio, Arroyomolinos y Batres; y al oeste con Villamanta.

En Navalcarnero al Límite competiremos tanto corredores (el sábado) como ciclistas (el domingo), es su segunda edición y han modificado el recorrido del año pasado.

He pagado por la inscripción 15,60€. La bolsa del corredor contiene una gorra y una braga. No hay camiseta, se puede comprar, no entra con la inscripción. Los participantes podremos utilizar las duchas de los polideportivos el Pijorro, Mariano González y Covadonga.


El día amanece despejado, soleado, fresco, con temperaturas que irán subiendo según avancen las horas. Estas pruebas me ponen muy nerviosa, la poca experiencia y el desconocimiento del terreno me angustian hasta tomar la salida. El asfalto es siempre igual, podemos encontrarnos con carreras duras o más llanas, pero el terreno no cambia, en el trail no sabemos cómo serán los siguientes kilómetros sobre los que pisaremos.

La salida y meta serán en la Plaza Segovia, allí encontramos la Zona Expo, con los expositores de las diferentes marcas y las carpas para la entrega de los dorsales. 





El ropero es solidario, el coste es de 1€, que irá destinado a la Asociación Fibronaval.


El frío no se nota demasiado, con la plaza abarrotada de gente, bajo el agradable solecito. El arco de salida está situado en uno de los laterales, no hay que desplazarse nada, solo movernos un poco de nuestro sitio y colocarnos debajo cuando llegue la hora. 



Los minutos pasan rápidos charlando con Pedro y Raúl Hernández Gala, quien conoce bien la zona y no cree que vaya a tener sorpresas para él este recorrido.



Tras el pistoletazo, la salida es rápida, ordenada, los primeros kilómetros serán por asfalto, vamos saliendo del pueblo, con la gente animando. El ritmo de los corredores es rápido. Sobre el Km3,5 abandonamos el asfaltado, una subida y a partir del Km4 será grava y tierra. Llega el primer avituallamiento, ya empieza a hacer calor, toca hidratarse en todos los puntos del recorrido. La tierra está seca, al correr pegados unos a otros, el polvo que levantan los de delante lo tragamos los de detrás. Empiezo a masticar tierra. Los ojos me pican.


Durante los Kms5 y 6 disfruto, me va gustando el recorrido, con el pinar a ambos lados del camino, me voy manteniendo en mi ritmo con facilidad, me siento fuerte, se han esfumado los nervios hace rato. Hay tramos de abundante arena fina, como la de la playa, donde cuesta no quedarse clavados. El viento es constante durante toda la carrera, en algunos tramos molesto de verdad.



Mi sorpresa llega en el Km7, aquí hay dos desvíos, uno que tomarán los que solo corren 10kms y otro que es para los que completaremos los 21kms, desde abajo, veo que todos los que llevo delante suben hacia la derecha, y al llegar arriba, giro a la izquierda y ¡no hay nadie! A lo lejos puedo ver dos corredores de azul, imposible alcanzarlos, van muy rápido; detrás no escucho pisadas, he dejado de oír las voces, como ocurría hasta ese momento. Dudo si mirar o seguir en la ignorancia de la situación, finalmente me giro, y descubro que detrás solo vienen otros dos corredores juntos, como no sé qué ritmo van a llevar, decido programar a la loba esteparia que llevo dentro, para volver a enfrentarme a otra prueba en solitario, ¡parece que se está convirtiendo en costumbre!


Del Km8 al 10 tramos cortos de constantes subidas y bajadas, bastante pronunciadas. A la derecha, una carretera sin circulación y a la izquierda, campo. En el trail está claro que hay que venir a terminar, aquí no hay un punto para que la cabeza nos diga “si eso lo dejamos, no merece la pena sufrir más”, sencillamente para mí que soy de ciudad, esto es la nada, no me gustaría quedarme aquí, ahora mismo me costaría saber regresar al pueblo.

En el Km10 el segundo avituallamiento, me adelantan dos chicos, que agarran el agua y retoman corriendo aún más rápido, hacen lo mismo los dos que llevaba todo el tiempo detrás. Decido tomarme un respiro, incluso tiro alguna foto mientras bebo el agua, ahora tengo claro que seguiré sola hasta el final, detrás no veo a nadie, los colores serían fáciles de distinguir.




Reanudo la marcha, agarro las pasas y decido comenzar con ellas. Los dos que llevaba detrás no me sacan casi distancia, puedo alcanzarlos nuevamente sin problema. La subida más terrible de la mañana la encontramos en el Km11, tras superarla, veo que mis únicos humanos cercanos no llevan mi ritmo, toca jugar en solitario, la naturaleza como única compañía, y de vez en cuando un ciclista de la organización que indica el camino que debo seguir y que me tranquiliza, si está ahí, voy bien, no me he perdido, ni equivocado de recorrido. Tramos largos en soledad que se pueden denominar: sigue la flecha blanca pintada en el suelo, sin dudar y sin girar por ahí si ves una línea blanca.

Nuevamente el pinar, el silencio, todos los sentidos puestos sobre el terreno, para no resbalar con los tramos de gruesas piedras, ni dañarme un tobillo con un inoportuno resbalón. No pensar en nada, solo sentir el corazón latiendo, escuchar el sonido de mis pisadas, de mi respiración, ni siquiera hay pájaros alrededor.


Sobre la arena, pintado en blanco, aparece un VAMOS, habrá otro un poco más adelante. Me hace sonreír el detalle.

Antes de ver el cartel del Km13, una duda, ¿iré bien? ¿y si he tomado un camino equivocado tras el laberinto en la zona de árboles muy juntos, en la que tuve que parar un momento para mirar bien las cintas atadas que marcaban el no pasar por ahí, y las flechas pintadas en el suelo indicando un giro y después otro…? No salí muy segura de ese tramo. Aparece una moto de la organización, me dan ánimos y si no dicen lo contrario iré por el camino correcto.

Una última subida larga y pronunciada en tierra y a partir del Km14 regresamos al asfalto, algo más de civilización, no demasiada, algún coche suelto pasa por esta carretera, caigo en que es la que veía desde arriba, en el Km7. Empiezan a pasarme ciclistas que bromean, me dicen que si se lo pido me dejan subir a la bici un rato, que no se va a enterar nadie. Reconozco a varios, estaban en el pinar marcando el recorrido, ¿pregunto si voy la última y por eso se van? Me aseguran que queda gente de la organización abajo, y más corredores. Ni idea si eso es así.



Veo a alguna persona entrenando que pasa a mi lado; algún señor que va con la compra y me mira con curiosidad… No se puede decir que esté concurrida la zona. Sigo en solitario, con la breve compañía de la gente de la organización que me indica al pasar ante ellos por dónde debo continuar.

El Km18 está en una placita con jardines, hay una infinidad de posibles alternativas, varios de la organización me gritan “a la derecha, y ahora a la izquierda y por allí abajo”, y aparece un carril bici y otra persona me hace gestos para que salga nuevamente a la carretera.

Nueva subida de las que hay que bracear para no perder el ritmo, como es en asfalto se supera bien. Y ya nuevamente a correr por el pueblo. Tramo final de adoquín, que termina de machacarme los maltrechos pies dañados por las piedras. Aquí hay gente animando, ¡ya no queda nada!, ¡lo has conseguido! Desde antes de terminar el Km20 ya se oye la música, la Plaza Segovia está próxima. Trato de correr más rápido para ganar algunos minutos, pero es complicado, el adoquín no es favorable para ello.

Nada más ver el cartel del Km21, bajo la mirada al GPS y me invade la alegría, ha salido la mañana mucho mejor de lo esperado, voy a terminar esta media en 2:06:42. Pedro y Raúl gritan mi nombre, me entran unas ganas enormes de saltar (y eso sin saber aún que quedaría tercera de mi categoría). 


Faltan pocos metros para cruzar la META y me hubiese encantando pisar la línea dando saltitos, pero en el último momento me da vergüenza y entro como se espera, corriendo.


Este 14 de marzo termina disfrutando del buen ambiente de la carrera en la Plaza Segovia, felicitando a Raúl Hernández por su buena marca, que es tan modesto que ni la dice si no se le pregunta directamente y paseando por Navalcarnero, que ha cambiado y se ha modernizado muchísimo desde la última vez que estuve por aquí.




Saludos, abrazos, besos,



María Caballero
@MCG66Madrid











12 comentarios:

  1. ¡Buena crónica! Siempre es duro afrontar un trail en solitario, ¡y encima entrar el el podio más meritorio aún!en

    Me alegro mucho de que haya salido bien, ¡no hay quien pueda contigo!

    ¡Un abrazo desde el sur!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Juan:
      Es una carrera muy nueva, su segunda edición, y éramos pocos corredores, la gran mayoría completaban los 10 y a mí aún me cuesta defenderme en el trail, aún así ya he conseguido clavar cada km en 6 minutos, pero correr sola me ha llevado a fijarme en cosas que seguramente metida en un grupo me habrían pasado desapercibidas.
      Cuídate campeón.
      Un abrazo enorme,

      Eliminar
  2. Enhorabuena María. Precioso día para correr en un entorno muy bonito. El trail tiene su encanto, yo ya estoy deseando hacer algo también.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, Gonzalo, el trail me está descubriendo que hay una forma muy diferente de correr, sin tanta presión por las marcas y más centrados en el disfrute.
      Además las piernas se recuperan más rápido que con el asfalto, lo malo que ahora corro más kilómetros.
      Deseando leer tu crónica de Barcelona.

      Eliminar
  3. Felicidades campeona, y encima con podio! está claro que la estrategia loba esteparia la tienes controlada, jeje! y esos tramos de arena fina que describes, qué duros son, uf! un besazo enorme y a seguir disfrutando así, está claro que el trail te está enganchando, cuál va a ser la tercera? ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Celina:
      Entrenar siempre en solitario tenía un sentido por lo que voy descubriendo en las últimas carreras, llevar la suficiente fuerza mental para seguir adelante sin dudar.
      Me queda mucho que aprender en trail, poco a poco me va enganchando y reconozco que me encanta, ¡tenía que haberlo probado antes!
      La tercera serán los 21kms de El Escorial, el 9 de mayo, creo que es dura, tendré que seguir entrenando fuerte.
      Espero coincidir en alguna contigo.
      Un besazo enorme y gracias por pasarte por aquí.

      Eliminar
  4. Grande Maria, ya te estas dando cuenta que correr fuera del asfalto es otra cosa, y que "mola". Un besazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre hay que escuchar los buenos consejos de los amigos con experiencia como tú, Tomás. Sí que está bien correr fuera del asfalto, es un mundo muy diferente, engancha y, sin duda, es más sano.
      Espero coincidir en alguna contigo.
      Un beso

      Eliminar
  5. Enhorabuena. Me has traído al recuerdo aquella tan larga que hice, tantas horas solo..... Has sido toda una jabata, y te mereces ese tercer puesto de tu categoría....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Jesús:
      Se aprende mucho compitiendo en solitario, no es lo ideal, porque se hace más duro y pesado, aunque al terminar nos damos cuenta de todo lo que hemos avanzado como corredores, salimos un poco más sabios.
      Gracias por pasarte por aquí.
      Un beso

      Eliminar
  6. Se tuvo que hacer durillo a ratos, tanto tiempo sola... Pero esa loba esteparia que llevas dentro puedes con todo jajaja
    Si puedes con los maratones, cómo no vas a poder con eso...
    Un abrazo, bonita crónica...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Novatillo:
      Te doy la razón, tras correr el maratón de Málaga, prácticamente sola durante los 42 kilómetros, noté que me había fortalecido a la fuerza, en esa carrera aprendí muchísimo, aún así, le tengo más miedo a quedarme sola en el trail, ahí no hay autobuses ni metros a mano para una emergencia, sólo campo, bosque, monte... en el que no debe ser muy agradable quedarse tirado... De todo se aprende, y yo no paro de hacerlo últimamente.
      Fuerza para enfrentar tus retos.
      Un abrazo enorme

      Eliminar

Dame tu voto ¡Gracias!

Dame tu voto en HispaBloggers!

Contador Visitas