Tarde o temprano tenía que pasar, había
demasiado ruido, y tímidamente comienza a acomodarse el silencio.
Las pasadas semanas de ánimos superlativos, de deporte intenso en
casa, de chistes superpoblando redes, de fotos de archivo, de vamos a
inundar todo con canciones, paisajes, mascotas... Días superlativos
en los que hemos criticado a todos los políticos presentes y
futuros. Horas para discutir entre nosotros, darnos de baja de los
grupos de siempre. Nos han bombardeado con bulos de todo tipo, sin
orden ni razón, por el simple hecho de que algunos así tenían algo
que hacer. Han desfilado ante nosotros webs con clara intención de
timarnos bajo la manoseada solidaridad. En tantos casos, matar
tiempos ocupando espacios. Es lo que me ha llegado.
Y
lentamente se va instalando el bajón, el ánimo decae, las ganas se
desinflan, corremos el peligro de que la luz se apague, de que las
voces se silencien, de que el abismo negro nos abrace y no nos
suelte. Y es ahora cuando quiero tus chistes, porque te salvan de
algo, y tus coloridas fotos porque son el deseo y tus textos sinceros
con los que por fin te conozco. Pero quiero lo tuyo, no lo de otros,
lo de otros para ellos, y que por fin aprendamos que no es lo mismo
compartir que copiar y pegar, que molesta mucho pensar "no sabía
que escribía tan bien"... y en el tercer párrafo descubrir que
ya te la han vuelto a colar. Que tu voz, incluso con faltas de
ortografía sea la que me habla.
Mi terapia es correr, y ahora
no la tengo, me salva de casi todo, me centra, me ayuda; escribir, es
el sucedáneo, y no lo hago para ti..., ni para ti..., lo hago por y
para mí, y si te sirve, te interesa o te gusta, me alegro. Escribo
porque puedo, estamos en un momento en el que si miramos hacia otros
como los valiosos, los que hacen, los que sirven, caeremos en las
redes del bajón, es momento de que cada uno seamos héroes de
nosotros mismos, de nuestras casas, nuestras cosas y así lograremos
mantener la luz bien intensa y las ganas de luchar, de vencer y de
regresar a nuestra vida de hace unas semanas.
María Caballero
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