Madrid,
27 de abril de 2014
“Al lugar donde has sido feliz no debieras
tratar de volver…” canta Joaquín Sabina, en parte es en eso en
lo que más pensaba al plantearme el reto de correr nuevamente el Maratón de
Madrid, en que si un maratoniano, tras todo lo que pasamos, puede decir que es
feliz sobre ese asfalto de los 42k, confirmo que en el 2013 lo fui, me agarro a
ese recuerdo y le temo, porque ¿y si en ningún otro maratón lo soy?
Y luchando por ese deseo de
volver a vivir lo mismo, o al menos que sea lo más parecido posible, trato de
mantener todos los elementos comunes que puedo con el otro maratón, empezando por correr con la misma camiseta
roja.
Me sorprendo despertándome a
las 5:30 del domingo, solo media hora antes de las 6, está muy bien, casi no
pierdo nada de sueño. Los nervios desde el viernes me han agotado, esa es la
única explicación. Temo al momento de empezar, a todo lo que puede pasar
durante esas horas y al no conseguir alcanzar la Meta.
En mi desayuno han cambiado
algunas cosas. Conservo el pan, aunque el paté deja paso a la mantequilla, a la
que añado pechuga de pavo. El café ya no lleva leche, lo tomo solo, con miel y algunos
cereales. Si a alguien le entra la duda de si se puede o debe desayunar antes
de un maratón, aquí va la respuesta afirmativa. Incluso me preocupa tener
hambre a las 9 cuando den la salida, así soy yo.
Como siempre, desde la noche
anterior tengo todo lo necesario colocado sólo para agarrarlo y salir a las 7
de la mañana de casa, eso sí, revisado paranoicamente al menos tres veces (ese
es el ritual). Vaselina en los pies, el pecho…, crema “antidolores” en
rodillas, gemelos, sóleo… ¡Vaya mezcla de olores llevo! Traguito de agua cada
poco tiempo, los nervios me secan la boca y le temo tanto a la deshidratación
que pienso si no me estoy pasando un poco.
Hoy no tengo paciencia para
ir en metro hasta el parque de El Retiro, opto por la Renfe aunque me toque
subir andando toda la cuesta del Ángel Caído, como dice Chema Martínez: “somos
corredores, vamos calentando piernas”. El vagón es casi cien por cien de los corredores,
de múltiples colores, gente animada colocándose el dorsal para ganar tiempo,
dando vaselina donde corresponda…, hay unos pocos trasnochados con resaca y algunos
que acuden al trabajo.
Me bajo en Atocha, aquí la
riada es importante, voy entre orgullosa y contenta de pertenecer a este
deporte y con la cabeza ya disparada entre planificación, instrucciones
personales y demás. ¡Caramba, Alex Ayuso
ni me daba cuenta que me dedicas a mí éste: ¡venga esa maratoniana!, he
tardado en salir de mi nube particular. Me alegro de que tengas a Julia de
liebre en tu debut.
No puedo ir al Ayuntamiento
para la foto de familia con los DrinkingRunners,
las Gacelas, el TeamMadrid y tantos otros. No quiero ni pensar en que me falte
tiempo y tener que correr desde donde se encuentran los roperos hasta la línea
de salida, no poder ir al baño… las prioridades son otras, me duele esa no foto
con vosotros, toca hacer un sacrificio. Los roperos están bien organizados, la
entrega de mochilas se hace muy ágil.
Buenos días, Miguel Lanzas, ¡qué nervioso te veo!,
no te lo voy a decir porque igual no te gustaría. Esa marca que persigues es
exigente, aunque no imposible para ti. ¡Un abrazo Elena Sanz! Y otro ¡Tony
Perlado! Mientras me habláis me voy colocando el dorsal, soy consciente de
que no proceso las palabras, casi ni me entero, sé que nos deseamos suerte y que
me encanta veros correr juntos.
Ahora a sortear la tremenda
cola de los baños. ¡Me cuelo! Lo siento, pero es así, al pasar junto a este
grupo que habla de correr la Media me pongo delante sin pensarlo y justo esta china
que empieza a preguntarme cosas de la carrera puede hacer pensar que voy con
ella, pero no…
He subido la cuesta del
Ángel Caído hace un rato, ahora toca bajarla para llegar a la salida, por
hablar mal de ella y temerla nos la han colocado como paseo premaratón. Para
despejar los nervios voy prestando atención a los otros corredores. ¡Qué
distintos somos pese a venir a hacer lo mismo! Algunos caminan cabizbajos dando
la sensación de rezar, o estar soltando toda una plegaria; a otros se les ve
visiblemente muy nervios; muchos andan calentando con aparente seguridad y
dominio de la situación. A mí hoy sólo me falta gritar. ¡Qué providencial
veros, July y Miriam Reviejo! Me da igual de lo que charlemos, todo vale para no
pensar más y llegar a la salida.
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Foto de Celina Sánchez |
La zona de Recoletos es un
enjambre perfecto, hay todo tipo de ir y venir en cualquier dirección, entre los
baños situados a la derecha y las vallas a la izquierda el espacio para caminar
es muy justo. Encuentro el cajón 3, está prácticamente vacío, avanzo todo lo
que puedo y descubro que el 2 está aún más desierto, el año pasado ni se cabía
en él. ¡Javier, Javier Moraleda!, menos
mal que te vuelves, no podía gritar más alto. Ese nervio tan característico tuyo nunca lo pierdes. Sigue
buscando un lugar que te guste, y no comprendo el motivo de continuar gritándonos
a pleno pulmón pese a estar tan cerca: ¡suerte, que te vaya genial! Este tono
al hablar debe ser parte de lo que llamamos “estar atacado”.
Avanzo un poco más, veo unas
camisetas que parecen que…, ¡sí que sois vosotros!, aquí estáis mis queridos Julián, Óscar, Elena, Tony, Mónica Arce, Javier Álamo,
Alberto el “agujas”, estos
chillidos, esta fiesta que montamos en cuanto nos juntamos me destensan el
cuerpo, pese a la que tenemos montada y a que no paramos de hablar en cuanto han
anunciado que está próximo el momento de empezar se ha instalado sobre nosotros
ese misterio del retraimiento del corredor que busca interiormente descubrir
que tanto su cuerpo como su mente están preparados para correr.
¡Qué ganas de que diesen
esta salida! De empezar a mover los pies, de sentir que en nada puedo comenzar
la carrera, que ya es una realidad este tercer maratón y que pese a tener que
esperar horas para descubrir el desenlace me encuentro realmente bien. Dos meses después de correr el Maratón de Sevilla, aquí estoy, nuevamente enfrentada con esta distancia.
Del Km0 hasta el 5.
Primera consigna salir a ritmo
moderado, incluso bastante más bajo del que voy a llevar después. Tengo que
controlar la cabeza para no dispararme y que me falten las fuerzas al final. En
cuanto piso la alfombrilla oculto el crono de mi vista y coloco frente a mí el
reloj, voy a correr por sensaciones los primeros 10kms, sin dejarme arrastrar
por la masa, aquí es muy peligroso, hay quien solo va a correr la Media y ya
van como rayos. Ese grito, África Martín,
hace que volvamos la cabeza todo el grupo simultáneamente, ¡qué lejos estás
pequeña!
Avanzo, me siento contenta
de estar aquí este domingo. Sigo viendo la espalda de Julián y de Mónica, voy
rápido, bajo el ritmo.
La salida ha sido rápida,
sin problema. Somos muchos en estos tramos iniciales. A la derecha veo a los
corredores que compiten en los 10k, debe ser la cola de carrera su ritmo no es
muy alto. ¡Voy a conquistar el primer tramo del Maratón, a por esos 10
kilómetros! El escenario, algo de frío y poca gente animando según hemos dejado
atrás el Paseo de Recoletos. No sé si son los nervios o que la temperatura es
baja realmente, no consigo entrar en calor, la camiseta de manga larga, que era
solo para la espera antes de empezar la carrera, todavía la conservo y no me
sobra.
Repaso las carreras en las
que he subido la Castellana, no me preocupa, ya somos viejas conocidas, el
ritmo que llevo en este tramo es cómodo y me permite ir ganando seguridad y
calentando el cuerpo. Este año, con el cambio de recorrido, la vamos a ver
completita. Salgo de mi letargo al llegar al Km5, primer avituallamiento, asfalto sembrado de tapones,
obstáculos en forma de botellas vacías por todos lados. Llevo agua conmigo para
tratar de parar el menor número de veces en estos puntos peligrosos. Comienzo a
tomar las gominolas de Victory Endurance.
Del Km5 hasta el 10.
Pese a que los kilómetros
anteriores transcurren sin problema, se agradece la bajada en Bravo Murillo a
partir del Km7.
Sobre el Puente de la
Castellana, Luis Blanco, aplaudes
como nadie, constantemente, a cualquier corredor que desfila delante de ti, y este
grito que me dedicas de: “vamos María” me va a dar para continuar un buen rato.
Me encuentro en ese momento
en el que aparece la despersonalización del corredor, tan cómoda y placentera,
las piernas siguen con su trabajo en ese continuo uno… dos… que hace que metro
a metro avance, y por su lado, la cabeza se me acomoda en una mecedora, se
cruza de brazos y se limita a observar, no tiene nada que hacer, todo va bien…
Estos momentos son muy pocos durante un maratón, a veces, ni llegan. Y en esa
felicidad mental me sorprende de nuevo el caos del avituallamiento en el 10 y
nuevamente gente que no piensa en los que vendrán detrás, ni respeta un poco el
espacio en el que corremos. Todavía queda de mi agua, sigo con las
gominolas.
Del Km10 hasta el 15.
El centro de la ciudad es
nuestro durante unas horas: Cuatro Caminos, Velázquez.
Nada más pasar el
avituallamiento ¿quién me agarra del brazo?, giro la cabeza, esa gorra me
resulta conocida, ¡no me lo puedo creer, Pingüina,
y con tu eterna sonrisa! Miro al corredor que va a tu lado, creo que disimuladamente, o
no tanto: ¿“no tienes ni idea de quién soy, verdad?”. Chico listo,
efectivamente, ni idea. “¿Que eres Novatillo?”.
Mi cara de sorpresa te lo dice todo. Entre tanta gente, con una probabilidad
bajísima de que tú y yo coincidamos sobre este asfalto de Madrid, y sucede. Así
te das cuenta de que mis carreras son como las cuento, igual que salir al paseo
del pueblo e irme encontrando a gente por el camino.
Al llegar a Serrano, casi
esquina con Juan Bravo, en el Km13,
punto en el que nos separamos los corredores que completan la Media y los que
pretendemos hacer el Maratón, primer choque de sentimientos: ¡Belén Delgado!, ¡África Martín!, ¡pero tías! Belén, para ya, por favor, gracias por
estos metros corriendo junto a mí, y por quedarte con mi camiseta que ya me
pesaba atada a la cintura. Unos metros después esa energía que me llega, antes
de verte, solo puede ser tuya, mi querido Alberto
Barrantes, tu megáfono, tus gritos… ¡cuántos recuerdos de otras carreras!
Me brillan los ojos, Marta Núñez no
sé si te saludo o solo te miro, ese compi gritón se ha quedado con mis mayores
chillidos de alegría y casi consigue sacarme algunas lágrimas.
No olvidaré este Km15, por evitar pisar más de
lleno un cristal en la carretera, salto y me agarra el tirón en el gemelo
derecho que me recorre toda la pierna. ¡Qué rabia me entra! Son este tipo de
cosas imposibles de controlar y que pueden arruinarlo todo.
Primer gel de la mañana,
sigo sin acostumbrarme a su sabor, ¡con lo bien que me entraría ahora un
bocadillo de jamoncito!
Del Km15 hasta el 20.
Subiendo por Santa Engracia.
Bajando San Bernardo ¿quién es éste que se coloca a mi lado tan de rayas? ¡Rafa Gómez, Wally, qué sorpresón!
Correr unos metros juntos, que me comentes que me ves muy bien, igual que en la
tirada de 30kms que hicimos junto a Rai en Casa de Campo, tu visión como
veterano maratoniano me da aún más confianza este domingo. ¡Chao compañero!
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Foto de Macu García |
En Gran Vía el clamor de
tanta gente me llena de una fuerza increíble. Aquí estás nuevamente, Luis Blanco, ¿no te duelen las manos
por continuar aplaudiendo horas después? No sé la razón, pero veros a las
mujeres hoy aquí dedicando vuestro tiempo a animar me da mucha fuerza @Elentari2.
Correr por Callao es un lujo,
merece el esfuerzo de esta prueba tener esta zona para nosotros. Ya en
Preciados, que voy con la carne de gallina es poco decir, es una acumulación de
tantas emociones que cuesta mantener el ritmo sin soltar alguna lágrima. En
Sol, ese tramo estrecho con gente a ambos lados, el bullicio, el grito de otros
corredores mientras atraviesan la plaza, que es precisamente a lo que invita el
momento, a gritar de felicidad, han conseguido que empiece a correr más rápido.
Es un tramo tan increíble, que quiero repetirlo en mi mente durante muchos
metros, agarrarme a él si llego a tener un momento duro. Mayor es poco más o
menos igual. No podría ver todo este tramo grabado en vídeo, rompería a llorar
como los niños, con la cara tapada y grandes sollozos.
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Foto de Locomotoro1964 |
Ver aparecer la Almudena,
correr hasta el Palacio Real, ese Km20
es un regalo de belleza. Sé que estás aquí, Daniel Casaus, maratoniano, y que me llegará antes tu grito, como
siempre, que tu imagen. ¡Ahí apareces, por fin! Es verte y correr más rápido,
por inercia, por la fuerza con la que me impulsas. Todavía recuerdo todos tus
consejos antes de mi primer maratón.
¡Agustín
Rubio, Soraya sois lo más grande
que conozco! Con ese cartel de Running Company con el lema de “tengo una
misión” sacas músculo, Agus, en cada carrera.
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Foto de Soraya, Running Company |
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Foto de Running Company |
Llegando al km20,5, pese a saber que andabas por aquí, ni te veo, Román, ahí tirado en el suelo, suerte que eres buena Gacela, y cámara en mano, tratas de cazarnos a todos y lo logras, me sonríes con esa comprensión que sólo alguien que se ha enfrentado a esta prueba sabe lo que estoy sintiendo en este km.
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Foto de Román, Gacela de Vallecas |
Se termina la magia. Agarro
un gel y lo voy tomando poco a poco, para que me ayude.
Del Km20 hasta el 25.
En Ferraz completamos la
Media Maratón. Llega un tramo para reajustar la cabeza, templar los
sentimientos y no olvidar que de momento, esta es la distancia asequible, la que
sabemos que aguantamos por los entrenamientos, la conocida por nuestro cuerpo
corredor.
En el Paseo del Pintor
Rosales me parto contigo, Rodri Arcos,
subido a esta farola me recuerdas a una especie de grumete sonriente.
Bajada por el Parque del
Oeste; en el Paseo de Camoens necesito evadirme un rato del entorno, este es un
buen lugar, reposar la mente y solamente sentir que corro. El gemelo derecho
sigue quejándose, no veo a ninguno de los voluntarios de Madrid Patina, me toca
seguir aguantando. No presto mucha atención a lo que pasa a mi alrededor en
estos kilómetros.
¡Vaya forma de correr más
familiar!, esas piernas las conozco, enfoco a la persona y en efecto, David Roncero, al final tengo que verte
siempre en todas las carreras. Nunca dejarás de sorprenderme, tan generoso y
cariñoso, haciendo kilómetros para que tu amigo termine el maratón.
Tu preocupación por mí me conmueve, la de todos: ¿qué vas a tuitear a Pablo Carmenado para decirle que voy
bien?, ¿que están todos preocupados por mí, porque creen que he salido nuevamente
muy fuerte como en Sevilla? ¡No! Confirma que no. Aprendí la lección, esto es
Madrid, la humildad se impone. La Media ha caído en casi dos horas, voy más que
moderada. Y a partir de ahora, no se me van a encender las piernas por la
velocidad, eso seguro. Gracias a todos por ese estar ahí en el asfalto, pese a
no veros, sois equipo, amigos, familia… los lazos son tan fuertes… Sigo a lo mío, y como es mi costumbre, en
solitario.
Siento pesado el estómago,
el líquido no va muy bien dentro de mí. Vuelvo a las gominolas.
Del Km25 hasta el 30.
Conducidos unos a otros
llegamos hasta el clamor de Príncipe Pío donde la gente se vuelca, otro punto
emotivo de la carrera, si fuese posible me pararía y contemplaría todo,
seguramente con la boca abierta.
¡Rafa Teresa, vaya susto! Con tu vozarrón me has sobresaltado al
gritar mi nombre y casi me como al corredor de delante. ¡Cuánto me transmites
con esa mirada en tan pocos segundos!
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Foto de Rafa Teresa |
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Foto de Rafa Teresa |
En el km26, en la Glorieta de Príncipe Pío, está la banda que más me
gusta hasta el momento, para mí vais a ser los ganadores de mi maratón, tenéis
algo en vuestras notas y voces que me seduce. Y ese nombre del grupo “Nunca digas nunca”
hoy y aquí, pues es como perfecto.
En este kilómetro también se
realiza la entrega de geles. Recojo uno por si alguien lo pueda necesitar a
partir de ahora, a mí me sobra con los que traigo desde el principio. Otro
voluntario se coloca muy cerca para que agarre el que me ofrece y me sonríe,
por no hacerle un feo, me voy también con éste, los guardo por si…
Enfilados hacia la entrada
en Casa de Campo, corremos sin pausa, ni descanso y si nos es posible, sin
desfallecer.
Christian
Camacho, con el cartel animando a Juanlukampa y al amigo al que hoy custodia para que termine el
maratón, te sales. ¡Gracias por animarme, campeón!
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Foto de Christian Camacho |
El Km29 de la Casa de Campo con varios conocidos pasa rápido; primero tú,
Tomás Soria y más adelante Román, nuevamente me cazas con tu
cámara, increíble esa facilidad tuya para distinguirnos entre tanto corredor.
¡Cómo te agradezco que estés hoy aquí!
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Tomás Soria |
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Foto de Román, Gacela de Vallecas |
¡Qué corta se me hace la
temida Casa de Campo! Es incluso muy agradable este tramo, con el miedo que
daba el del año anterior. Muchos ciclistas se han parado para animar, me
sorprende que haya tanta gente. El camino me permite relajar la cabeza, darme
un respiro para encarar lo que llegará a partir de ahora. Medir cómo voy de
fuerzas, preocuparme por primera vez de si las piernas aguantarán el tirón.
La subida hasta el metro de
Lago es una nueva inyección de energía. Pedro
Frutos, ¡gracias por quedarte con todo lo que ya no voy a necesitar a
partir de aquí! Me aligeras el peso y me entregas el agua helada que tan bien
me vendrá para enfrentar el trozo al que más le temo hoy.
Del Km30 hasta el 35.
Aquí empieza realmente el
maratón. El temor a que aparezca Filípides, la lucha con el asfalto, con los
dolores, con la mente para que no se disperse ni se venga abajo, con el
cansancio, las emociones…, con tantas cosas… Sé que muchos decimos lo mismo, es
así, en los 42k hay un antes que llamamos tirada larga (hasta el kilómetro 30)
y un después (del 30 a la Meta) al que llamamos EL MARATÓN.
Ya he pasado por aquí dos
años y con la misma sensación de euforia, miedo, júbilo. La gente desciende la
Avenida de Portugal con alegría, como dejando atrás lo que nos ha resultado más
o menos sencillo, por llamarlo de alguna forma, es un darnos ánimos para
encarar el final. Sonrisas, bromas con la gente que anima, para afrontar desde
la Ermita del Santo hasta el final lo que, con toda seguridad, será el
sufrimiento de la mañana. Algunos compañeros llegan peor, con los brazos
caídos, caminando…
En el Km32 ¿eres Annunziata tras
esas gafas de sol? Me llevo tus aplausos y esa gran sonrisa.
Omar Gil, eres tan rápido saludándome como tirando la foto.
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Foto de Omar Gil |
Carolina Álvarez otra
mujer que conozco haciendo de liebre esta mañana. Julia Ayuso y tú sois muy
grandes.
Ahora es buen momento para
otro gel, esta variedad de frutas me agrada más.
En este trozo os encuentro a muchos conocidos, Juanlukampa ya era hora de que nos
viésemos las caras.
¿También tú, Jose Moreno? Gran desvirtualización
sobre el asfalto, como más me gusta.
Nada más abandonar el Puente
de San Isidro, divisar el Paseo de la Virgen del Puerto y coronando el espacio,
el Calderón, cánticos al equipo de algunos corredores, me gustaría que me
produjese esa misma alegría pero no, me deja indiferente, a cambio, llegas Luisa S. Ocaña con #laverde y tu
energía que me hace tambalearme un poco mentalmente, porque voy con la reserva,
te colocas a mi lado, corres junto a mí, me hablas, me besas, siento ir un poco
descolocada, acabo de notar pocos metros antes cómo las piernas se endurecían,
de golpe, sin aviso, el gemelo derecho pincha y protesta y no soy la alegría en
persona en esos metros pero tu vitalidad me hace mirar solo hacia delante.
Llego al Km35. Cristina Barceló, estás aquí incluso con tu hijo y no me da tiempo
casi ni a mirarte.
¡Ansiaba el momento de verte, Naiara Cambas, como una luz sanadora, con tu sonrisa y la pizarra,
me sorprendes y enterneces a la vez ¿cuánto llevas con ella así, sin
desfallecer, sin bajarla? No puedo dejar de sonreír durante muchos metros
mientras corro.
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Foto de Naiara Cambas |
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Foto de Naiara Cambas |
¡No! ¿Ahora? ¡Por favor,
vaya broma! Calambres en el pie derecho, ligeros, intermitentes, agarro el agua
y sin pensarlo bebo con ansia, trago, corro, bebo… Ni pienso que tanta agua de
golpe me puede provocar náuseas. Unos minutos después desaparecen, me dejan el
pie dolorido, aguantaré.
Del Km35 al 40.
Tocará luchar Acacias,
Embajadores, Ronda de Valencia, el tramo en el que más sufrí el año pasado,
parecía correr en cámara lenta. Borro esa imagen y busco con desespero un
voluntario de Madrid Patina y ese
Reflex que me dará seguridad y me quitará ¡este maldito pinchazo en el gemelo!
Un corredor ofrece el bote que lleva, prácticamente vacío, varios tratamos de
que nos lleguen algunas gotas, como sedientos en el desierto, y en éstas
apareces nuevamente, David Roncero,
y te vuelves a preocupar de lo que necesito y me adelantas Johnny, nada que ver éste con tu maratón del año pasado. Sigo y por fin me llega un buen chute de
espray.
El gemelo duele, el
cansancio ya es evidente y coloco mi disco con mis éxitos requeridos: ¡quiero
llegar a Atocha!, ¡quiero ver Atocha! Un chico que (en apariencia) va mejor que
yo, porque lleva varios kilómetros delante se queda clavado en el sitio,
cabizbajo, sin reaccionar, le animo a seguir, a rodar, caminar, lo que sea… No
tengo tiempo pero me gustaría contarle que Atocha es la salvación, que ahí está
el hilo que tira de nosotros hasta el final, que la gente consigue que
lleguemos a la Meta, esa es la droga, la animación… No sé si terminaría…
Me falta el aire de la
emoción, ese grito repetido por tantos animadores de: ¡lo habéis conseguido, ya
lo tenéis ahí!, aunque no es real aún porque nos dolerá todavía hasta lograr alcanzar
ese punto en El Retiro, da fuerzas y coloca al cerebro como un fortachón que tira
del cuerpo como sea, pese a lo que sea. Escuchar tu voz tan conocida, Óscar Adán, verte un segundo, sé que
junto a ti hay más DrinkingRunners, no consigo distinguiros, me dais la fuerza. Miguel Ángel corres a mi lado, gritas,
me transmites tu alegría y casi no puedo ni mirarte, si lo hago sé que me pongo
a llorar y no entra en mis planes, necesito cada músculo, cada fibra sólo para
correr, sentimentalismos más tarde, al recordar, al escribir esta crónica.
Respirando hondo, para
alejar las lágrimas, y aparecéis las #PompónTeam
de Running Company, me cambia el ánimo, se me desata la euforia, os chillo,
río… Y en éstas me descubres, Novatillo,
junto a la Novatilla, en el Km37, me
alegro de que hayáis terminado bien la Media.
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Novatillo Foto de la Novatilla |
En algún punto después, de
no sé ni qué calle, nuevamente tú, ¡mi Alberto
Barrantes querido!, agradecimiento eterno por ofrecerte a hacerme de
liebre. Tenía que conseguirlo sola, soy así de testaruda, lo sabes.
Del Km40 hasta la Meta.
Este final es muy diferente al
anterior, no tener Alfonso XII me hace saber que si pude con esa horrible
cuesta hoy, y llegada hasta aquí, ya será mío este maratón. Empiezo a pensar en
que en nada habré logrado correr dos maratones con muy poca diferencia de
tiempo, e inicio un darle vueltas a la idea de mejorar la marca del año
anterior, sería una doble victoria. Pensando…, tramando… ni recuerdo que andáis
por aquí, en el Km41, toda la banda
de las #mujeresquecorren (Cristina
Mitre, Eva Tomé, Clara Montoya, Eli, Elena Sanz, Almudena Casas), gracias por
estar más atentas que yo y descubrirme, ¡menuda fiesta montáis chicas! Almu,
gracias por tus ánimos finales, estos metros corriendo a mi lado son geniales,
me preguntas y dices tanto en tan pocos segundos que no puedo quedarme con
todo.
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Con Cristina Mitre Foto de Eva Tomé |
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Foto de Eva Tomé |
¡Qué recta final tan buena,
con vosotros Agus y Soraya de RunningCompany! Veros es como
confirmar todo lo que nos contáis en los entrenamientos y que se comprende
claramente en este momento.
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Foto de Soraya, Running Company |
No lo dudo más, en cuanto
entre al Retiro a por la marca. No he pensado en tiempos en toda la mañana, me
lo puedo permitir, lo quiero, lo voy a hacer… Corro tan rápido como mis
menguadas fuerzas y mis doloridas piernas me lo permiten. Macu García reconozco tu voz al instante, como en Sevilla ni te
veo, sólo tu enorme cámara, me consigues una foto increíble.
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Foto de Macu García |
Pedro Frutos, sé que te encuentras entre tanta
gente, no consigo localizarte y me da rabia, ya no distingo a nadie más. Sigo
corriendo, con los gritos de la gente invadiendo cada pedazo de mi piel, disfrutando
la magia, el milagro de haberlo logrado, mirando únicamente al crono allí al
fondo, hasta que por fin, cruzo la META y ¡SÍ!, las 4 horas 11 minutos, mejor marca en el Maratón de Madrid y adiós al
temido Filípides, por esta vez.
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Foto de Pedro Frutos |
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Foto de Pedro Frutos |
Poder terminar la mañana luciendo medalla y dándoos un abrazo, Rai Zárate, Raúl Rubio, mis héroes maratonianos, es
una forma perfecta de terminar un buen domingo de abril.
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Rai Zárate y Korrecaminos |
Feria del Corredor del Maratón de Madrid
Madrid,
25 de abril de 2014
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Con Julia y Alex Ayuso |
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Con Raúl Rubio (Korrecaminos) y Manuel Moreno Villares |
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Con Sergio Peñas, Carlos y Running Company |
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Jose de Running Company con ese lema que nos gusta |
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Junto a Juan Palacios de Iron Sport |
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Con otro maratoniano, Francisco Javier Domínguez |