Esta
pandemia mundial nunca debimos vivirla, ni ahora ni en ningún otro
momento, si le queremos sacar la parte buena, también la tiene, nos
ha pillado en plena era de las redes sociales y de los múltiples
medios de comunicación.
Seguro
que has visto multiplicarse tus grupos de wasap estas semanas, no es
buen momento para abandonarlos sin quedar fatal, ni siquiera de
silenciarnos, no vaya a pasarle algo a alguien y ni nos enteremos.
Aguantamos estoicamente el bombardeo de chistes, de vídeos
empalagosos, de cadenas de amor que no debemos romper... Y esos
grupos cada vez contienen más gente, a la que ni conocemos, porque
comenzó llamándose de amigos y no faltan cuñados o vecinos de no
sabemos quien.
Igualmente
seguimos en contacto con un montón de gente, de múltiples ciudades
y países, a través de las redes sociales, algo totalmente
impensable sin ellas. Las ocurrencias, recuerdos y buenos
pensamientos de cada uno superan a lo que nos toca tragarnos que no
nos gusta en absoluto.
Tenemos
suerte de poder charlar con quien nos apetezca por muchos medios y
más aún somos afortunados por las riadas de información diaria que
nos llega, buena, y regular, totalmente veraz, o maquillada
dependiendo de la ideología del medio. Información que merecemos,
que exigimos y buscamos si la que nos proporcionan no nos satisface.
Muchos
crecimos con dos únicos canales de televisión, la 1 y la 2, hasta
que llegó Telemadrid. Poca o ninguna prensa escrita, porque, al
menos en mi casa, nunca vimos un periódico, hasta que siendo ya
adolescente, una señora algo más pudiente le dejaba a mi padre en
el bar periódicos y revistas porque decía que yo era una niña muy
despierta y seguro que me gustarían. Y en ellos había poca
información que contrastar al ser todos los ejemplares de la misma
ideología política.
Y
mi mayor tesoro fue la radio, la mía, cuando me dejaron un aparato
viejo para mí solita, al comprar uno mejor para la familia.
Escuchaba todos los programas que podía, tertulias, de música, y
aún hoy sigo pegada a la radio, y que no me la quiten.
¿Cómo
hubiésemos llevado este estado de alarma en aquellos años?
Seguramente muy engañados, completamente desinformados y totalmente
incomunicados. Ahora nos ponemos de los nervios en cuanto falla
internet, perdemos la paciencia si va lento..., soy de esa generación
en la que escribíamos cartas a los abuelos y tíos porque llamarles
por teléfono salía muy caro, había que poner una conferencia con
el pueblo y no siempre había dinero para ello, ahora nuestro mundo
va tan rápido que nos cuesta digerir toda la información que nos
llega, nos comunicamos mal y en el fondo estamos aislados porque
cuando hay oportunidad de comentar lo que publica otro lo que nos
preocupa es publicar nosotros más, y las redes sociales son una
inmensa caja llena de gente hablando a solas.
María Caballero
"las redes sociales son una inmensa caja llena de gente hablando a solas"... Me ha encantado la frase, ¡y el artículo también! Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado Carlos. Gracias por leerme. Un abrazo.
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