Madrid,
31 de diciembre de 2014
Desde hace varios años, los
que continuamos con la tradición de terminar el año en Madrid corriendo la San
Silvestre Vallecana, parece que nos tenemos que justificar por querer estar en
esta carrera. Sabemos bien que es una de las carreras más comerciales de la
ciudad, que es pura promoción de la marca que la organiza y que su interés
mayor es que aumente el número de corredores año tras año. Además, somos conscientes
de que es cara, esta vez pagamos 21€ por 10kms, más 3€ si queremos dejar
nuestras cosas en el ropero en la salida y recogerlas en la meta.
En la bolsa del corredor
únicamente la camiseta y el chip.
La corro porque me apetece.
Razones tengo muchas. Lo que se vive en esta carrera es irrepetible, el
ambiente, las sensaciones, las caras de los compañeros esta tarde, el público
volcado por las calles, el correr con una alegría dentro que no llevamos en
otras pruebas. Es cierto que los organizadores deberían cuidar más esta
carrera, por su tradición, por lo que significa para todos los madrileños, y no
solo los corredores, hay quienes sin correr el resto del año, se entrenan un
poquito solo para poder estar aquí cada 31 de diciembre.
El punto de encuentro
habitual la puerta 0 del Santiago Bernabeu. Por aquí vamos pasando los
conocidos, antes o después, dependiendo de nuestro cajón de salida. Nada más
llegar, los primeros en aparecer son Noelia
Salas y Rafa Monroy. Tras ellos vendrán
muchos más y a otros me apena no poder saludarlos, los que han decidido
disfrutar de la carrera, haciéndola tranquila, llegan a las cinco y media, y a
esa hora, ya estoy en mi cajón. Drinkingrunners, Gacelas de Madrid, disfrazados, sin disfraz, todos con el mismo deseo, pasarlo lo mejor posible este día.
Un mañana muy fría en Madrid,
da paso a una tarde agradable, con sol.
Queremos correr, somos
conscientes de que no podremos, demasiada gente para querer conseguir marcas,
aún así algunos nos empeñamos en querer hacer la San Silvestre de forma rápida,
e incluso de esta forma esta carrera se disfruta como ninguna otra.
La entrada a los cajones,
como cada año, pesada, todos agolpados a la vez, mostrando nuestras pulseras a
los de seguridad, que se esfuerzan para que no se les cuele ninguno sin
acreditar.
Me sorprende que siendo más
corredores este año (40.000) dentro de los cajones haya bastante menos gente
que el anterior. Esto es una fiesta de gente bailando, cantando, más la música
de la organización que nos activa mucho más, ¡lo que queremos es empezar ya!
Foto de Runner's World |
Desde mi sitio ni escucho el
pistoletazo de salida. Veo en la pantalla que los primeros ya han comenzado,
riadas de amarillo coloreando el asfalto. Nos movemos, muy ligeramente. Nueva
salida de otro grupo… y por fin le toca a mi cajón. Salimos muy lentamente. Es
complicado correr, más bien vamos dando pequeños saltitos, así calentamos. La
subida de Concha Espina tampoco es para comenzar a tope. Me sorprenden los corredores
que antes de llegar al Km1 ya están
desfondados, ¿realmente han acreditado tiempo para estar aquí delante?
En el Km2 veo una espalda que me resulta familiar, nos hemos saludado antes
frente al Bernabeu y nos reencontramos aquí, Prado Gutiérrez y yo. Serrano siempre tiene un ambiente increíble,
aquí el público se vuelca con los corredores. Con toda esta gente que también
vive la carrera, de otra forma, desde la acera, con sus aplausos y sus frases
motivadoras, pasamos el Km3.
Pretendemos hacer la carrera
a buen ritmo, y a partir del Km4 se
puede decir que lo conseguimos, dentro de lo complicado que es correr,
avanzamos como coches en un circuito, esquivando corredores y tratando de
adelantar a los que podemos, todo ello controlando no perdernos la una a la
otra. Me emociona correr por la Puerta de Alcalá, tan bonita, cuando comienza a
abandonarla la luz del día; encontrar tanta animación en la Cibeles.
Completamos la mitad del
recorrido. En el Km5 descubro que
nos va a ser imposible hacer marca, si mi crono no miente ni vamos a poder
clavar la prueba en 50 minutos, realmente poco me importa, nos estamos
divirtiendo mucho. Atocha me eriza la piel, me sigue sorprendiendo la de gente
que se concentra en este punto cada año, el ¡vamos… vamos! es lo que más se
escucha. Hay quienes van con disfraces que en apariencia pesan, y ¡deben dar un
calor! y aquí están, corriendo a la misma velocidad que nosotras. Somos buenas
esquivando gente, ni rozamos a los que dejamos atrás.
La Avenida de Barcelona, pese
a ser el punto crítico, no la encontramos muy masificada. Creo que no bajamos
nuestro ritmo, pero a esta altura de la carrera, con el subidón de adrenalina,
contagiada del ambiente que reina en cada calle por la que pasamos,
sinceramente, no lo tengo muy claro. Superamos el Km6.
La Avenida de la Albufera es
la más cálida de la carrera, lo digo porque corremos apiñaditos, si era posible
juntarnos un poco más para aprovechar el espacio es aquí donde sucede. Corremos
rápido cuesta abajo, a todo gas, terminamos el Km8, para desembocar en la
cuesta arriba que nos hará dejar atrás el Km9.
Aquí hay que llegar con fuerza, subir.. subir… y cuando creemos que ya lo
tenemos, hay que subir aún un poco más. Justo cuando termina la cuesta, y antes
de girar a la derecha para acometer el medio kilómetro último, me agarran del brazo
y descubro a Carmen Sanz. Prado decide
luchar algunos minutos a su crono y jugarse las últimas fuerzas. Carmen y yo
seguimos juntas, hace mucho que no coincidimos en una carrera, nos apetece
saborear estos últimos metros más tranquilas, aún así, adelantamos a los Reyes
Magos, a unos con pelucones y a algunos otros que ya van con las fuerzas justas
y entramos cogidas de la mano, felices, ¿de qué? de estar aquí, aunque nuestra
marca no sea la mejor del año, nos ha merecido la pena vivir esta aglomeración,
que nos resulta tan normal, y este mapa humano de color amarillo, bajo la
noche, ya no luce tan intenso como cuando tomamos la salida, y en cambio, ahora
me parece que brilla algo más, por el sudor, el esfuerzo, la felicidad, los
abrazos con los amigos y los deseos de feliz año.
Si esta carrera fuese
perfecta en su organización, y como a los corredores nos gustaría, ¡esto ya
sería la leche, vivirlo!
Comienza un nuevo año y
¡cuántos sueños y proyectos tenemos ya! Espero que se puedan ir haciendo
realidad, porque entrenar es duro, algunas veces cuesta bastante cumplir cada
plan, pero las alegrías que nos dan nuestras carreras nos compensan de todo el
esfuerzo y tiempo invertido.
Saludos, abrazos, besos,
María
Caballero
@MCG66Madrid
Mucha suerte en todos los retos que te pongas este 2015 María, tanto deportivos como no.
ResponderEliminarUn beso.
Tiene que ser una experiencia increíble correr tanto una San Silvestre (aunque parezca increíble, por una cosa u otra, nunca he podido hasta la fecha) como correr la Vallecana, veo las cifras de participantes y se reúnen casi más corredores allí en un rato que en Málaga en prácticamente todo el año en pruebas de asfalto... increíble.
ResponderEliminarEnhorabuena por la prueba, y a conseguir todos los retos que te propongas en este 2015 María.
Un besito desde el sur ;)
Esa Maria, siempre derrochando simpatía. Yo la San Silvestre deje de correrla hace unos años, mucha gente para 10 kms, pero me alegro que te lo pasase bien, es una carrera para eso. Un besazo
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